Por: Oscar Carrasco O., Subsecretario Prevención del Delito
El reciente informe anual de Delitos de Mayor Connotación Social nos entrega una noticia alentadora: durante 2016 los delitos en nuestro país cayeron -6,4% respecto de 2015, lo que se traduce en números simples en 33 mil ilícitos menos durante el año. Más importante aún, las cifras de 2016 marcan un caída de -17,7% en relación con 2011, cuando las estadísticas de delincuencia alcanzaron su máximo histórico.
Entre otros aspectos a destacar, los delitos disminuyeron en 11 de las 15 regiones del país, mientras que un 83% de las comunas que componen la Región Metropolitana bajaron su tasa de delitos en comparación con el año anterior.
Es importante señalar que estas excelentes cifras no son el resultado del azar o la casualidad, sino que responden a un trabajo serio, responsable y sistemático que sin grandes aspavientos, se viene realizando en los últimos años y que nos permiten decir que hoy contamos con una verdadera política de Estado en materia de seguridad.
En este contexto, se ha aumentado fuertemente el número de personal de Carabineros y PDI, a los que además se les otorgado nuevas herramientas, como el control preventivo identidad. Junto con esto, se han fortalecido, como nunca antes, las capacidades de los municipios y otras autoridades locales para enfrentar la inseguridad y la delincuencia, con una inversión de más de 55 mil millones de pesos en las 72 comunas que concentran el 80% de los delitos.
Estos esfuerzos nos han permitido reducir, durante 2016, delitos graves y que tienen un alto impacto social. Por ejemplo, en el caso del robo con violencia o intimidación, éste cae en un -3,1% en comparación con 2015. Mejor aún son los resultados del robo a lugar habitado, que bajan -8,6%, ubicándose en el nivel más bajo desde que se miden este tipo de delitos. Lo mismo sucede con los homicidios que caen hasta una tasa de 2,7 casos por 100 mil habitantes, la cifra más baja desde que se tiene registro y la menor de toda América Latina.
Ahora, tenemos el desafío de hacer que estos buenos resultados sean realmente visibles por la ciudadanía. Los estudios muestran que, pese a la baja en los delitos, la sensación de inseguridad y temor se mantiene alta entre la población. Es necesario diseñar políticas específicas para enfrentar este fenómeno, que acerquen el trabajo de las autoridades y policías a las personas, que comprometan al sector privado y que restablezcan la confianza en una acción básica para enfrentar el delito: la denuncia.
Sólo así podremos consolidar lo avanzado en estos años y construir un país más seguro para todos y todas.