Daniel Zamorano Vargas
Kinesiólogo, Diplomado en Gestión Pública para
el Desarrollo Territorial y en Liderazgo Social.
Magister (c) en Desarrollo Humano FLACSO Argentina
Ex Gobernador de Los Andes
En este 230 aniversario de la fundación de la Villa que hoy conocemos como la hermosa comuna de Los Andes, no solo cabe un caluroso saludo a todos quienes somos hijos e hijas de esta bella tierra, sino que también es necesario poner la mirada en algunos de los desafíos que tenemos por delante todos los andinos y andinas para lograr que nuestra ciudad sea un mejor lugar para vivir.
Lo primero a puntualizar es que, pese a que han pasado más de 200 años, aún en Los Andes persisten enormes desigualdades sociales y territoriales que marcan condiciones de vida muy disparares entre los sectores más acomodados y las personas más vulnerables. En lo concreto existe una comuna muy amable, prospera y abundante en servicios para un grupo, que puede pagarlos, y otra ciudad en la periferia, con mala conectividad, pocas oportunidades y carente, incluso, de algunos servicios básicos, donde viven quienes laboran en trabajos precarios y temporales que abundan en la zona.
Esta desigualdad se refleja en muchos ámbitos, pero se puede descartar el débil acceso de parte de la población andina a servicios, que deberían ser derechos, como el agua, la vivienda y la educación, entre otros, los que se espera sean garantizados como tales en la nueva constitución. En lo inmediato es urgente disminuir la brecha en calidad que existe entre la educación privada y pública, lo que si bien es un problema nacional, se expresa con fuerza en esta zona, especialmente en el mundo rural; para un mejor Los Andes se debe asegurar que todos sus hijas e hijos tengan una educación de calidad, gratuita y pública que permita florecer todos los talentos locales en pro de que contribuyan al desarrollo de la ciudad. Misma seguridad deben tener el enorme número de personas que esperan por una vivienda o quienes aun no cuentan con acceso a agua potable.
Otras metas a cumplir en la zona son, por ejemplo, aprovechar de mejor manera nuestra cercanía y conexión con la hermana República de Argentina, buscando instalar un nuevo foco de desarrollo económico que potencie el turismo y sus servicios añadidos con el objetivo de que la visita de turistas del país trasandino, como de otros países, no dependa tan fuertemente de los precios de algunos artículos y del peso de las monedas de cada país, entre otras cuestiones esporádicas, sino que estos nos visiten por el enorme potencial turístico que tienen la zona. Es interesante seguir explorando esta área productiva, junto a otros proyectos de crecimiento, que permitan mejorar la calidad de vida de la población, siempre con el enfoque puesto en la explotación responsable de los recursos, con absoluto respeto del medio ambiente, los grupos de interés relacionados y el patrimonio del valle, logrando conjugar crecimiento y desarrollo con más oportunidades y menos desigualdad, lo que beneficiara a cada habitante de nuestra ciudad.
Todos los desafíos anteriores deben desarrollarse en torno a las nuevas formas de construir las ciudades y la ciudadanía, involucrando en cada decisión a la gente, creando constantes instancias participativas y con respeto irrestricto al patrimonio cultural, material e inmaterial que nos entrega la cultura Aconcagua, la cultura ferroviaria, la minería, los centros de devoción religiosa, entre otras áreas. Es evidente que lo anterior no podrá ser llevado adelante por las actuales autoridades y grupos de poder andinos, que llevan años sin estar a la altura de estas metas, por lo cual también es necesaria una renovación de liderazgos y nuevas formas de hacer las cosas junto a nuevas ideas.
En conclusión, esta claro que los retos son enormes, pero mucho más grande es el tesón de los andinos y andinas que llevan 230 años luchando por vivir mejor y construir una ciudad inclusiva, generosa y amable con todos sus habitantes. ¡Que viva este nuevo aniversario de Los Andes!.