Por: Dr. Leonardo Ristori, Director Programa Especialidad en Urgencia U. Andrés Bello-INDISA
Se pueden dar algunas sugerencias para que las cifras de consultas por urgencia a los centros de asistencias bajen. Primero, se puede mencionar la necesidad de contar con mejores sistemas de control de patologías crónicas (como la diabetes y la hipertensión), facilitando la oportunidad y accesibilidad de los pacientes a sus controles, donde además de atención oportuna, encuentren los medicamentos necesarios para su mejor manejo. Incluso, programas domiciliarios de control, lograrían una mejor fidelización al tratamiento, evitando la sobrecarga de consultas y hospitalizaciones de urgencia, cuando finalmente, por abandono del tratamiento, estos pacientes se descompensan.
Segundo, programas educativos de prevención (para consumo de alcohol y drogas y conductas de riesgo) y mayor severidad en las sanciones, ante los transgresores de cuerpos legales como la Ley de Tránsito, etc.
En cuanto a la formación de especialistas en Medicina de Urgencia, cabe señalar que tiene el mérito de generar un médico, no sólo interesado en la urgencia, y que no la mire sólo como una etapa en su desarrollo profesional, habitualmente, la más corta posible, sino que a partir de ese interés, obtenga el conocimiento, y las destrezas necesarias, para enfrentar en la forma debida la amplia gama de cuadros patológicos que consultaran en urgencia, de tal forma que sepa hacer un diagnóstico acertado en la mayor parte de los casos, con los recursos necesarios, sin sobre estudiar a los pacientes, pero tampoco omitiendo gestos diagnósticos y terapéuticos indispensables. No olvidemos que la misión fundamental de un Servicio de Urgencia y la del especialista que allí se desempeña, es reconocer de entra todas las urgencias, aquellas que constituyen emergencias, en forma tal de hospitalizar e iniciar el tratamiento de estas últimas, y tratar sintomatológicamente y derivar en forma adecuada a las restantes.