Por: Daniel Sánchez, psicólogo y académico, U.Central
Una vez rendida la PSU, vienen decisiones a todas luces complejas para los jóvenes y adultos que la han rendido pues las opciones son muchas: el camino universitario, IP, CFT, formación en oficios o trabajar, es mucho lo que se avecina y pocos entienden la importancia de este momento. Puestos en el umbral de su vida escolar recién comienzan el largo camino de convertirse en profesionales.
Con mucha suerte los resultados saldrán a la luz en diciembre y es ese el momento de comenzar a decidir la vida que se desea construir. Atrás va a ir quedando el momento escolar de los amigos diarios, las clases de materias que no gustaban e inclusive la tortura de cumplir con horarios y esas cuestiones propias de la vida escolar.
Para quien decide el camino de educación superior el vaivén de lo académico implica más responsabilidad, más esfuerzo y muchísimo más empeño, el nivel de exigencia en muchos casos es superior a la escuela y las cuestiones propias del rigor educativo también.
Otras vivencias nacen en el mundo de la educación superior pues ahí se cultivan con mayor profundidad ciertas características personales, se hace necesario el dominio personal, auto control, la constancia a toda prueba, el habitar con compañeros que han sido muy preparados en la vida escolar, si la institución está adscrita a gratuidad no podrán desconcentrarse mucho pues las exigencias nacidas desde los aprestos legales para el cumplimiento de dicho derecho implican por ejemplo no reprobar ramos.
El mundo de la educación superior es hermoso, transformador y ante todo revelador, pero ¿que ocurre si alguno no escoge la vida de educación superior? No mucho pues simplemente desarrolla su vida lejos del aula formal de la educación, quizá en el mundo del trabajo (si es ese su camino) y allí los mismos esfuerzos y empeños para el futuro se hacen presentes: trabajar, cumplir horarios, desarrollar proyectos, emprender, etc. La verdad sea como fuere haber rendido la PSU resulta un hito fundamental pues implica el paso a un mundo de adultos que estudian o trabajan o bien estudian y trabajan, como les pasa a muchos.
Cabe la pregunta en estos días respecto de hacia dónde quieren los jóvenes caminar, que esperan para sus vidas y su país, que caminos han trazado para desarrollar sus talentos, las virtudes personales y como estas cuestiones logran desarrollarse para disponerlas al bien de la sociedad.
Esa tarea, esa búsqueda y ese descubrimiento llegarán solo después del merecido descanso, algunos viajarán, celebrarán y vivirán como nunca este periodo de ‘moratoria’, aquel en el que aún no son adultos, pero han dejado de ser niños. ¿Qué viene? Pues la búsqueda del sentido de la vida, ¿cuándo llega? pues el día que sea necesario.
Una buenísima recomendación a todos quienes quisieran caminar por el mundo de la educación superior es que no se dejen encandilar por luces de colores, resulta muy necesario conocer mallas curriculares (los ramos) el perfil de egreso y el perfil profesional, el sello de la institución, su misión y visión, al menos ahí sabrán aspectos centrales de la profesión y que se espera trabajar con cada uno, dichos perfiles debiesen ser diferentes en cada institución.
Teniendo los resultados en la mano podrán decidir, la vida que añoran y las sendas a recorrer, entre tanto la educación superior espera ansiosa a aquellos que decidan ofrendar parte de sus años para construir un país mejor.