Por: Horacio Melo, Cofundador y Gerente General de Solarity
Mientras las autoridades impulsan medidas para apurar el proceso de descarbonización en el país, paradójicamente, la participación del carbón en la matriz energética aumenta. Esto según el último informe publicado por el Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), en el que se reveló que este año el carbón tendría una participación de 39,9% en la matriz, un 1,2% más en comparación a 2018.
La constante sequía en el país -que lleva ya cerca de nueve años-, es el principal responsable de dicho incremento, según el reciente documento del CEN. Una preocupante situación que, conforme a las autoridades del sector eléctrico, se revertirá pronto gracias a la incorporación de Energías Renovables No Convencionales (ERNC). Pero, ¿cuál es la manera más efectiva y rápida de integrar estas fuentes limpias dentro de la matriz y acelerar la descarbonización en el país?
La respuesta, tiene dos palabras: generación distribuida (GD). Este modelo del sector energético que produce y entrega energía cerca de las fuentes de consumo, podría considerarse como uno de los mejores métodos para reducir las emisiones de carbono en la matriz y seguir adelante con la incorporación de dichas renovables en el mercado eléctrico. Las principales razones por las que es una buena opción, es su fácil acceso, adaptación y modularidad, además del hecho de generar energía cerca de las fuentes de consumo lo que hace que no necesite recorrer grandes distancias en líneas de transmisión.
En efecto, solar fotovoltaico es la tecnología renovable más fácil de aplicar, ya sea en materia de dispositivo usado o recursos necesarios para producir esta energía amigable con el medioambiente. Tomando en cuenta lo mencionado previamente con relación a la persistente sequía que actualmente hay en Chile, la energía solar ha sido para distintos sectores tales como urbano y agrícola, entre otros, una manera de cubrir parte de las necesidades energéticas.
Es por esta razón que es necesario visibilizar aún más las energías renovables, y en específico la generación distribuida en el sector energético de Chile, una opción sustentable para el bienestar del país, ayudándolo a cumplir metas mundiales – como la descarbonización- que tengan relación con el cuidado del medio ambiente.