DESCONFIANZA DESGARRADORA

DESCONFIANZA DESGARRADORA

- en Columnistas
2097

No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte. (Friedrich Wilhelm Nietzsche – Filósofo y músico Alemán).

Por: Eugenio Astudillo Leal

Este es, ahora, nuestro gran drama nacional. ¿En quién confiamos en la vida pública y religiosa? Para darle más seriedad a esta crónica no hablaré de los políticos, ya que personalmente le creo más a Lucifer, que a ellos. Me referiré; eso sí, a la tristeza que nos da a muchos; como adultos, al ver y comprobar, cómo se desmoronan grandes instituciones fundamentales, que sirvieron de inspiración para dar moldes éticos, morales, y ciudadanos, a nuestro crecimiento nacional , y como hijos de esta tierra chilena.

De la primera institución, la Santa Madre Iglesia no haré leña del árbol caído. Nadie la atacó en este derrumbe… Sola se suicidó. Yo ahora soy agnóstico, pero debo reconocer que crecí en un colegió católico andino, Los Hermanos Maristas, de mucho prestigio entonces, y también ahora; pero gracias a que la mayoría de los profes son laicos y no “Hermanos” como se hacían llamar otrora, en donde me enseñaron comportamientos éticos eternos, y el amor y observancia a loables principios de la Madre Iglesias, los que a pesar del tiempo transcurrido, las circunstancias deleznables en la que se ha vista envuelta la congregación referida hace poco, y mí ya adulta edad, aún recuerdo esas enseñanzas éticas cristianas que mucho me han servido en la vida para ser un hombre de conducta normal y respetuosa. Pero que pasa ahora, se nos murió la Iglesia inmaculada de entonces, factor importante en esta formación. Yo no la maté. Si reconozco que no hice nada por salvarla, pero ellos, ni que hubieran sido organizado y entrenado por Juan Antonio Pizzi, en forma metódica, la hundieron tanto y profundamente, en tan poco tiempo. La visita reciente del Papa dejó a la vista su triste realidad actual, cuestionada, con poca convocatoria, incluso, creo, que expusieron en forma irresponsables, en varios actos, la figura de su Santidad, el que injustamente pasó más de algún bochornos. Me consuelo pensando, que dentro de esta desgracia, y en lo mejor para la diócesis andina, es que a nuestro alrededor, actualmente, los católicos, tienen una renovada generación de buenos líderes pastorales. Los credos religiosos inspirados en Cristo siempre deben existir. El catolicismo con mayor razón, pero hay que dignificar el comportamiento.

El otro drama institucional de confianza está en Carabineros. No por lo que ellos son como nobles funcionario con vocación de servicio, sino por los caminos y orientaciones equivocadas que han surgido al interior de su mando, amparadas en su gran prestigio de décadas. Hasta hace poco nadie dudaba de ellos. Hoy muchos seguimos creyendo en la sinceridad de sus servicios, pero los hechos acaecidos en sus mandos medios y altos de la institución nos dañan a todos. A mí cuando niño, ante cualquiera duda y problema; en ausencias de mis padres, me enseñaban a cobijarme en Carabineros, en donde siempre iba a encontrar una ayuda sincera, transparente y con valores. Seguramente aún sigue siendo así, cosa que me alegra, pero, por muy Oficiales que fueran, nadie tenía derecho en derribar de un plumazo el esfuerzo y el buen nombre de la institución de muchos años. Hoy enfrentan otro problema de confianza; ya no dinero fácil, de procedimiento, de extremo delicado para el sistema de justicia. Ojalá salgan bien parados y puedan reconstruir el nombre de lo que por mucho tiempo fueron. Todos necesitamos a los buenos Carabineros.

Podría pasar horas hablando de otros organismos públicos y privados en los cuales la confianza no es su mejor mérito, pero no es el objetivo recalcar la maldita estigma de nuestros tiempos modernos; La Corrupción. El poder, de todo tipo, nos ha llevado a esta gran desgracia de ser ahora personas total, y cada día, más desconfiadas. Todos, o la mayoría, ahora, hacen uso de su posición de mando, para influir su feudo de mala manera. Sobretodo cuando se pierde la habilidad y la decencia en el comportamiento humano. Esta es una deleznable forma de aprovecharse de los más débiles, confiados, y por lo que se ve hoy, más desamparados compatriotas. Esto ya no es ocasional. Forma parte de los malos hábitos permitidos en nuestra sociedad desde hace ya mucho tiempo. Hoy no ser corrupto y aprovechador es sinónimo de ser imbécil o ingenuo.

Por eso termino esta crónica recordando y exclamando la frase característica del Chapulín Colorado ¿Y ahora quien podrá defenderme?

Gracias a los valores éticos de la religión no somos más malos. Gracias a la influencia y presencia de Carabineros, crecimos en una sociedad de bien y respetuosa – por favor – ahora, ambas instituciones, sacudan sus ripios y vuelvan al camino que ustedes merecen….

Ante ambas instituciones no quiero decir nunca más “No me molesta que me hayan mentido, me molesta que a partir de ahora, no pueda creerles”.

Comenta en Facebook

Comentarios

Quizá te interese

Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes

Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel