Carolina Calderón
Facultad de Ingeniería y Tecnología
Universidad San Sebastián
El trasladarnos de un lugar a otro se ha convertido en una proeza: comisaria virtual, plan Paso a Paso y ahora, como un incentivo para la vacunación, el “pase de movilidad”. En la elección del modo de transporte se han incorporado nuevas variables para la toma de decisiones: distancia social y hora del día en que realizamos los viajes. Los empleadores que tienen esto internalizado, permiten a sus trabajadores flexibilidad en el horario de entrada y/o salida, disminuyendo los riesgos de estar durante un largo trayecto compartiendo un espacio cerrado (bus/metro), con escaso o nulo distanciamiento social.
A otros no les ha tocado la misma suerte, y es así como casi por azar, sin una política pública explícita para fomentar su uso, la participación de la bicicleta creció de manera significativa gracias a sus rutas flexibles y al aire libre. La pandemia ha generado externalidades positivas más que ninguna política pública del fomento a la movilidad no motorizada. El contrapunto es que, a mayor cantidad de viajes, mayor cantidad de accidentes y muchos con resultado fatal. Aquí es donde el escenario requiere mayor regulación y conciencia vial.
La responsabilidad es de todos y cada uno: el usuario de automóvil es responsable de respetar la vida de los usuarios más vulnerables que circulan por el espacio urbano, que es público, de todos. El ciclista debe también respetar las normas del tránsito. No circular con audífonos que le impidan estar atento a posibles peligros, ser predecibles en sus movimientos, usar elementos luminosos cuando circule de noche y por supuesto, el uso de mascarilla son algunos de sus deberes.
En tiempos de muy poca actividad física, mientras hay evidencia de que el sistema inmunológico se fortalece con ella, resulta maravilloso que exista un vehículo que permita trasladarse y ejercitarse al mismo tiempo. Pero para que esto sea sustentable, se necesita que todos pongan voluntad al cuidado mutuo. Ahora más que nunca, las autoridades han descubierto que solo mediante la conciencia colectiva y la empatía, se puede lograr un avance en salud y en movilidad al mismo tiempo, sin que sean excluyentes.
En este día mundial de la bicicleta, celebramos la libertad y felicidad que nos da la “cleta”. Ámbitos que han estado en sus niveles mínimos y cuyos efectos de largo plazo están aún por atesorarse.