Por: Eugenio Astudillo Leal
El día 03 de Octubre del año 1552 el conquistador Pedro de Valdivia fundó en Santiago el primer Hospital en el entonces Reino de Chile con el nombre de Nuestra Señora del Socorro, el cual en sus inicios dependía del Cabildo de esa ciudad, el que en el año 1617 fue transferido para su administración religiosa a Los Hermanos de San Juan de Dios, pasando entonces, desde ahí hasta hoy, a llamarse “Hospital San Juan de Dios”.
Desde esa fecha en adelante los diferentes gobernadores de la colonia construyeron otros edificios como hospicios y hospitales, destinados a recuperar la salud de la población y la acogida de los sectores más abandonados del nuevo Chile, siendo algunos destacados ”La Casa de Huérfanos” en 1758, “La Casa de Recogida” en 1764, “El Hospital de Mujeres San Francisco de Borjas” en el año 1777, y en otras ciudades Chile, el Hospital de la Serena, El Hospital de Valparaíso, y el Hospital de Concepción, entre otros.
En el plano local el Hospital de Los Andes fue fundado en el año 1863 como respuesta a la plaga de la viruela que se presentaba en la zona desde el año 1854, siendo uno de sus impulsores don José del Villar y Fontecilla. 84 años después, en el año 1936, comenzaron las remodelaciones y la construcción de un nuevo recinto en reemplazo del anterior, el que se inauguró 15 años más tarde, en el mes de octubre del año 1951, el cual a la fecha ha recibido diversas modificaciones y crecimientos tanto en infraestructura, tecnología y modernidad, que nos permite hoy; año 2019, disfrutar del moderno “Hospital San Juan de Dios de Los Andes” que hoy tenemos.
En todo este crecimiento, desarrollo, y modernidad de los servicios hospitalarios del país, ellos se han debido adecuar al aumento y distribución de la población en los diferentes sectores, y es así, como en el caso de la Provincia de Los Andes, hoy tenemos atención primaria de salud en todas las comunas, postas de emergencias en varias localidades rurales más alejadas de los centros urbanos, y dos CESFAM en la comuna de Los Andes.
Si bien es cierto las necesidades de salud son cada día más importante, y que cada día; también, cuesta más al Estado mantener este equilibrio entre la demanda publica y lo que ofrece el sistema de salud, es importante, siempre, tener presente que lo más importante y que da prestigio al a nuestro sistema de salud, es su personal, los esforzados trabajadores que son los que dan vida y coordinación a la atención de salud, al crecimiento y al desarrollo de cada una de las especialidades. Ellos son; indudablemente, el personal servicios, los administrativos, las enfermeras, los paramédicos, los médicos, y en general todos los trabajadores de cada uno de los servicios de salud que hoy forman el sistema: Los de los Hospitales, los de los CESFAM, las Postas Rurales, y otros servicios de apoyo.
Yo reconozco lo que digo con propiedad, porque por razones de edad y enfermedades, soy usuario, hace tiempo, de las atenciones de salud del Estado; FONASA, y siempre, en problemas míos y de mi familia directa, he recibido la atención adecuada, para cada situación, en cada uno de los recintos de salud que he debido concurrir, en donde, indudablemente sobresale la dedicación, transparencia, y capacidad de todos los trabajadores del sistema de salud nacional, especialmente los de Los Andes, y San Felipe, en donde yo puedo dar pruebas de la calidad de atención, según sus medios.
Por eso en este día en que se conmemora la fecha de fundación del primer Hospital del país, por esta columna hago llegar mis más sinceros saludos y reconocimientos a todo el personal del sistema de salud pública del Valle del Aconcagua, ya que en esta actual forma de atención los Hospitales de las ciudades de San Felipe y Los Andes, son complementarios.