Por: Stefanie Chalmers E., Nutricionista, Fisiopatóloga. Escuela de Nutrición U. Andrés Bello. Vicepresidenta Colegio de Nutricionistas, Valparaíso.
El entusiasmo y satisfacción que genera la celebración de fiestas patrias, muchas veces conduce a que los alimentos y preparaciones dieciocheras sean escogidas con indiferencia respecto de la realidad epidemiológica nacional, obviando que en la mesa compartimos con personas con antecedentes de infarto, diabetes mellitus, enfermedad biliar, dislipidemia, hipertensión arterial, entre otras.
Es así como, de forma contradictoria al discurso recién terminando de el “mes del corazón”, se da vuelta la página y en nombre de la patria se inicia un ciclo del consumo desregulado y altamente energético, genera excesos riesgosos. Si a conciencia de ello, se opta por asumir las consecuencias y consumir lo que la parrilla tolere, es conveniente el revisar la situación y aprovechar la oportunidad de mejorar en el momento de asumir el rol de anfitriones. Durante las celebraciones, comer constituye una parte fundamental del compartir, por lo mismo, nuestra parrilla debe ofrecer alimentos que permitan a todos alimentarse y disfrutar en la misma mesa. Considerando que las enfermedades del sistema circulatorio, incluyendo la enfermedad isquémica coronaria y cerebral, son la principal causa de muerte en Chile (IBS, 2016), que un 34,4% de la población chilena mayor de 15 años tiene obesidad (FAO, 2018), y que más de un 66% de las defunciones se dan por enfermedades que en su origen y/o progresión se relacionan con la alimentación, y que requieren control alimentario (IBS, 2016), es que se hace fundamental el comenzar a incluir el criterio dietético en las tradiciones chilenas.
Por lo tanto, comenzar a aplicar medidas tan sencillas como seleccionar para la parrilla, carnes bajas en grasa, o a las que ésta se le pueda retirar ésta fácilmente, desplazar a los embutidos (chorizo, vienesas…) para aumentar el protagonismo de los vegetales, preferir bebestibles libres de azúcar, reducir el alcohol, y por sobre todo, considerar que el menú que viste la mesa y la parrilla, debe ser inclusivo y adecuado para todas y todos.