Por: Dr. Denis Panozo Villarroel
Una patología muy frecuente, pero no siempre es diagnosticada, al contrario es confundida con otras patologías por lo cual no es fácil su tratamiento.
Es molesta por que ataca a la piel de las manos y de los pies, aparecen unas ampollas pequeñas con leve prurito, luego pueden aumentar su tamaño y romperse, perdiendo la piel su defensa y puede infectarse con bacterias o hongos.
La intensidad de esta enfermedad es diferente en cada persona, por lo cual va de simples descamaciones de la piel hasta heridas o ulceras sangrantes, por lo cual estas se complican con mayor facilidad.
Se ha observado que las personas que tienden a sudar o traspirar más, son las más propensas para desarrollar esta patología. El sudor se queda atrapado bajo la piel, formando las ampollas que posteriormente se rompen.
Estas lesiones las confunden por las provocadas por hongos o micosis, por lo cual no responden al tratamiento de estas, además hay una clara relación con trastornos emocionales, por lo cual aparece en personas con stress, angustia persistente, insomnio prolongados, este cuadro provoca una alteración de nuestra inmunidad que favorece a su desarrollo. Por lo cual también desaparece cuando estos factores no están, dando a este cuadro un carácter cíclico, lo que confunde más a los pacientes y a los médicos.
Es importante entonces frente a un cuadro severo, tratar el trastorno emocional, además de las medidas locales, que van a depender de la gravedad de estas. A veces es necesario potenciar nuestro sistema inmunológico, esta decisión le corresponde al médico.
