Domingo 13 de Enero del 2019: Fiesta del Bautismo del Señor

Domingo 13 de Enero del 2019: Fiesta del Bautismo del Señor

- en Columnistas
1172

Isaías 40, 1-5.9-11; Tito 2, 11-14; 3,4-7; Lucas 3,15-16. 21-22

Por: El Peregrino

De las lecturas de la liturgia de hoy, debemos resaltar que el texto profético, con el que comienza una segunda parte del libro de Isaías (40), cuya predicación pertenece a un gran profeta que no nos quiso legar su nombre, y que se le conoce como discípulo de Isaías (los especialistas le llaman el Deutero-Isaías, o Segundo Isaías), es el anuncio de la liberación del destierro de Babilonia, que después se propuso como símbolo de los tiempos mesiánicos, y los primeros cristianos acertaron a interpretarlo como programa del profeta Jesús de Nazaret, que recibe en el bautismo su unción profética.

La lectura tomada de la carta a Tito es verdaderamente magistral y en ella se habla de la “gracia de Dios” como salvación de todos los hombres. Dios es nuestro Salvador, que ha manifestado su bondad y su ternura con los pecadores. Esta lectura pretende ser, en la liturgia de este domingo, como la forma práctica de entender qué es lo que supone el bautismo cristiano: un modo de entroncarnos en el proyecto salvífico de Dios; un acto para acogernos a la misericordia divina en nuestra existencia; un símbolo para expresar un proyecto de vida que se fundamenta en una vida justa y religiosa y no en la impiedad mundana; una opción por la salvación que viene de Dios, como gracia, como regalo, y no por nuestros méritos.

La escena del Bautismo de Jesús, en los relatos evangélicos, viene a romper el silencio de Nazaret de varios años (se puede calcular en unos treinta). El silencio de Nazaret, sin embargo, es un silencio que se hace palabra, palabra profética y llena de vida, que nos llega en plenitud como anuncio de gracia y liberación. El Bautismo de Jesús se enmarca en el movimiento de Juan el Bautista que llamaba a su pueblo al Jordán (el río por el que el pueblo del Éxodo entró en la Tierra prometida) para comenzar, por la penitencia y el perdón de los pecados, una era nueva donde fuera posible volver a tener conciencia e identidad de pueblo de Dios. Jesús quiso participar en ese movimiento por solidaridad con la humanidad. Es verdad que los relatos evangélicos van a tener mucho cuidado de mostrar que ese acto del Bautismo va a servir para que se rompa el silencio de Nazaret y todo el pueblo pueda escuchar que él no es un pecador más que viene a hacer penitencia; Es el Hijo Eterno de Dios, que como hombre, pretende imprimir un rumbo nuevo en una era nueva. Pero no es la penitencia y los símbolos viejos los que cambian el horizonte de la historia y de la humanidad, sino el que dejemos que Dios sea verdaderamente el “Señor” de nuestra vida.

Comenta en Facebook

Comentarios

Quizá te interese

Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes

Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel