Por: Tamara Pavlov, académica Facultad de Enfermería U. Andrés Bello
El Día Mundial del Donante de Sangre se conmemora con el propósito de concientizar respecto de la necesidad de disponer de sangre para las personas que lo requieren y también para agradecer a quienes donan sangre en forma altruista, lo cual nos permite promover esta acción en nuestra comunidad como una forma de salvar vidas.
La sangre obtenida de las donaciones es fundamental para algunos tratamientos y en situaciones de urgencia vital, siendo un recurso que permite aumentar la esperanza y calidad de vida de la población que la requiere. Pese a su importancia y a todos los avances tecnológicos actuales, la sangre no puede ser fabricada, motivo por el cual los Bancos de Sangre dependen principalmente de las donaciones voluntarias y del sentido de generosidad que puedan tener las personas para abastecer de este recurso.
En este aspecto de carácter voluntario es donde se genera la principal problemática, ya que la baja donación voluntaria que existe en nuestro país y a nivel mundial, provoca que los Bancos de Sangre no siempre tengan el stock necesario para cubrir las necesidades de las personas que necesitan transfusiones. Según el MINSAL, la tasa de donación a nivel nacional es de 14 donantes cada 100.000 personas, en comparación con el estándar que debiera ser 20 donantes cada 100.000 personas, además sólo el 28% de la sangre es conseguida a través de donantes voluntarios, y cerca de un 80% de la sangre que se dona es para reponerla.
Esta situación nos impulsa a hacer un llamado a la comunidad para tomar la conciencia requerida en este tema y así poder aumentar la cantidad de voluntarios altruistas. Cabe destacar que la sangre de un donante puede ayudar a salvar la vida de hasta tres personas, además no hay riesgo de adquirir infecciones, ni tampoco produce daño para la salud.