La Tercera publicó una investigación de Nature liderada por el académico Raúl Cordero, donde se muestra que cubierta de nieve en verano ha retrocedido más de 1.200 km², el equivalente a dos veces Santiago.
La Cordillera de los Andes es una de las cadenas montañosas más extensas del mundo. Recorre todo Sudamérica, desde Venezuela a Chile, totalizando más de 7.000 km. Su recorrido incluye volcanes, desiertos, lagos y bosques.
Pero en las últimas tres décadas, la superficie cubierta de nieve durante la temporada seca (enero, febrero y marzo), entre Putre y el volcán Osorno (2.500 km), ha retrocedido más de 1.200 km², el equivalente a dos veces el tamaño de la ciudad de Santiago.
Así lo revela un estudio publicado por la revista Nature, que analizó el nivel de la nieve en la Cordillera de Los Andes, investigación liderada por el doctor Raúl Cordero, académico de la Universidad de Santiago, y en la que colaboraron también investigadores de la Universidad de Magallanes y de la Unidad de Glaciología y Nieves de la Dirección General de Aguas (DGA).
Además de la nieve presente en la Antártica, la mayor parte de la nieve en el hemisferio sur se concentra en la Cordillera de los Andes, y es la principal fuente de agua para personas en el centro-oeste de Argentina y el centro de Chile.
Indica la publicación que Cordero explica que el estudio comparó los promedios de la superficie cubierta por nieve durante varias décadas. “Esta superficie tiene una gran variabilidad interanual, es decir, cambia mucho de un año a otro, y eso se debe entre otras cosas a que está influida por algunas grandes oscilaciones climáticas. Por ejemplo, con el fenómeno del Niño la superficie cubierta por la nieve tiende a ser mayor. Pero a pesar de esa gran variabilidad interanual, cuando comparas como ha evolucionado los promedios anuales en superficie cubierta por nieve en los últimos 30 años, queda claro que hay una tendencia a la baja”
Para llegar a estas conclusiones, se analizaron 1.952 imágenes satelitales, con cielo despejado, tomadas desde 1986. Se utilizaron tomas a través de instrumentos satelitales especiales. En cada caso, lograron una resolución espacial de 30 metros, cubriendo un área de 170 km de norte a sur por 193 km de este a oeste.
“En promedio, la superficie de nieve de la Cordillera de los Andes, entre Putre y el volcán Osorno, ha disminuido en un 10% por década. En principio la tendencia debería mantenerse en el futuro, ya hemos perdido más del 20% de la cobertura de nieve promedio en período de verano. Si eso se mantiene podríamos seguir perdiendo nieve, la proyección futura es que cada vez tendremos menos nieve en la cordillera”, añade Cordero.
El académico señala que esta tendencia podría repetirse en otros sectores de la cordillera, que ya han sido analizado con otros satélites. “Existen estudios anteriores, pero son del año 2000 en adelante. Nosotros tuvimos acceso a un satélite que tiene datos desde 1986, lo que nos permitió duplicar el período de análisis. En clima, poco más de 15 años es muy poco para estar seguro de una tendencia. Cuando tienes 30 años, puedes tenerla clara”.
INFLUENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El estudio identifica los principales responsables del retroceso de la nieve andina. “Esta tendencia de 10% a la baja por década está influenciada por un proceso de cambio climático. La sequía es un evento, mientras que el cambio climático es un cambio en las tendencias. Esta baja en la cobertura de nieve, es atribuible al clima que han alertado los regímenes de precipitación”, argumenta Cordero.
El académico explica que mientras si se producen cambios en los patrones de viento, cambian los patrones de la precipitación. “Encontramos que buena parte de la perdida de nieve se debe al cambio en el régimen de precipitaciones. Esos cambios están en dos causas: el fenómeno de El Niño ha cambiado y ya no trae tantas precipitaciones como en el pasado, y segundo, ha habido en todo el hemisferio sur, como consecuencia de cosas que pasaron en la Antártica, un cambio en los patrones de circulación (vientos), y eso ha influido a la baja de las precipitaciones. Estas dos causas se dan por el cambio climático”.