Por Hugo Rodríguez Bernal
En 1897, muchos años después de ocurridos los hechos el escritor Alberto Blest Gana publica su gran novela histórica llamada “Durante la Reconquista” y que se basa en sucesos ocurridos en Chile y en la mayor parte de América del Sur en el período entre 1814 y 1817 en el caso de Chile. Pero Reconquista existió en casi todas las antiguas colonias españolas dirigidas desde Lima por el Virrey Fernando de Abascal. Perú era la Colonia más importante de América por ser también la que aportaba mayor riqueza a la corona castellana.
Desde Lima se envió dinero, soldados, armas, municiones, uniformes y otros elementos para preparar en Chiloé y Valdivia un ejército realista (partidario del rey) que derrotó a los patriotas en Rancagua 1814.
Todo Chile vivió una represión fuerte durante la Reconquista, primero fue el Gobernador, brigadier general Mariano Osorio, gran estratega militar cambiado luego por las autoridades españolas del Perú por un extraño personaje don Francisco Antonio Casimiro Marcó del Pont, muy elegante para su época. Ambos confiaron la seguridad interior del Reino de Chile en Vicente San Bruno del regimiento de los Talaveras de la Reina.
Los Patriotas jóvenes en Mendoza participan activamente en la preparación y adiestramiento del Ejército Libertador de Los Andes creado por José de San Martín. Mientras que en Santiago y Valparaíso la represión arrecia, varias muertes en la cárcel del cabildo de la capital y los patriotas más ancianos, aquellos de participación más relevante en la Patria Vieja, relegados a Juan Fernández a vivir en completa soledad, entre ellos integrantes de la primera Junta de Gobierno de 1810 como don Enrique Rosales y otros como don Agustín Eyzaguirre, don Juan Egaña, Francisco de la Lastra etc.
Antes, en 1813 los realistas pretendieron ocupar las villas de San Felipe y Los Andes, José Antonio Eseiza dirigió los movimientos desde Los Andes, capturó a los vecinos más destacados de la villa, e inició una marcha hacia San Felipe donde el coronel del regimiento Aconcagua, José María Portus informado prontamente de la situación, reunió a sus soldados y organizó a los vecinos y muy pronto ya tenía mil hombres armados, quienes a toda marcha tomaron camino a Los Andes y en muy poco tiempo solucionaron el problema.
En Aconcagua la vida no pudo retornar a la calma colonial que tanta gente añoraba, igual se presentó la tensión por los numerosos transeúntes ilegales que recorrieron los distintos pasos cordilleranos en busca, unos de refugio y otros que van y vienen con información necesaria para San Martín allá en Mendoza y para averiguar como se constituyen las fuerzas realistas ubicadas en Chile.
A todo esto hay que agregar la presencia cada vez mayor de tropas realistas acantonadas en Santa Rosa de Los Andes y en sus cercanías por la evidencia que en Argentina se está formando un gran ejército enemigo de la Corona española.
Es la época de mayor acción del abogado, político, guerrillero y luego militar Manuel Rodríguez quién realizó innumerables acciones para lograr la Independencia de Chile. Recorrió el centro de Chile, con sus arrieros, huasos y caballeros organizando la resistencia, cada vez más necesaria debido a la enérgica represión de la época. Varias veces llevó información detallada a Mendoza, sobre las fuerzas realistas de Chile.
José de San Martín deseaba libertar al Perú, pues sabía que era el principal foco de fuerzas realistas de toda América y mientras este virreinato no fuera independiente, ningún otro país sudamericano, podría serlo.
El Ejército de Los Andes fue dividido en varias columnas que pasarían la cordillera por distintos “pasos” unos por el norte, cerca de La Serena, otros por el Sur entre San Fernando y Talca. Pero el grupo principal vendría con el propio San Martín por el paso de los Patos y Valle Hermoso, con ellos también el general Bernardo O’Higgins retornaba a la patria. El otro grupo central el del general argentino Gregorio Las Heras pasó por Uspallata y el paso el Bermejo para caer sobre Guardia Vieja.
La vicisitudes del viaje desde Mendoza fueron muy complejas, los campesinos de San Esteban esperaron al grupo del Ejército de Los Andes que dirigía Gregorio Las Heras, con una gran cena, con cantoras y bebidas para festejar a los Libertadores lo que en el campo chileno se llama “hacer un cariño” por razones no conocidas oficialmente, Las Heras y sus hombres, no asistieron al evento en cuestión y el “Cariño quedó botado”.
Pero lo central del periodo es que reunidos en Curimón las dos ramas centrales del Ejército Libertador cruzan la cuesta de Chacabuco, camino a Santiago y en ese lugar se desarrolla la Gran Batalla del 12 de Febrero de 1817 que da la victoria a los patriotas en circunstancias muy difíciles. Así termina la Reconquista y se inicia en Chile la etapa de la Patria Nueva.