Sin matrimonios, ni eventos públicos masivos, religiosos o de colegios, los fotógrafos andinos viven duros momentos producto de la pandemia del Covid-19, que ha obligado a suspender toda actividad masiva a fin de evitar su propagación.
Rigoberto Gil Díaz, presidente de la Asociación de Fotógrafos de Los Andes, en plena etapa de formación cuando estalló la pandemia, sostiene que el gremio agrupa a cerca de 15 o 16 profesionales de la fotografía “quienes hoy viven momentos de una dificultad económica enorme, al no poder trabajar”, aseguró.
“Además, ocurre que muchos de ellos no manejan otros oficios que no sea el de la fotografía. Es a lo que nos hemos dedicado toda la vida y nunca pasó por la mente de nadie que pudiera ocurrir algo así, como lo que estamos viviendo hoy”, aseguró Rigo, junto con reconocer que se siente afortunado entre sus colegas, dado que las consecuencias económicas del ataque del Coronavirus lo sorprendieron en un momento en que es el fotógrafo oficial de la Municipalidad de Los Andes.
Por su condición, asimismo, sin un contrato ni imposiciones, los fotógrafos son invisibles frente a las ayudas sociales que entrega el Estado. “Hay algunos que no sé de qué están viviendo. Antes aunque estuviera malo el tema, siempre había ingresos, pero ahora esas platas se redujeron a nada. Es lamentable, lo que está ocurriendo”, concluyó Rigoberto Gil, impotente ante la cruda realidad social que vive este sector.