Ecocidio y daño ambiental

Ecocidio y daño ambiental

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Por: Eduardo Torres Gutiérrez, profesor Instituto Libertador de Los Andes.

Un proverbio hindú dice: “La tierra no es una herencia que nos dejaron nuestros padres, sino que es un préstamo de nuestros hijos”, pero pareciera ser que aquí estamos en deuda.

Vivimos una pujante agroindustrialización y desarrollo minero, pero éstas se rigen bajo las leyes ambientales, que al fin y al cabo son leyes propias del oscurantismo chileno y han terminado de sentar las bases de una relación entre el poder hegemónico de las transnacionales, la minería, la agroindustria (poder de un@s poc@s) en contra de un pueblo ya cansado de que lo engañen y le mientan. Se vive un neo-colonialismo integracionista que se caracteriza por promover una marginación institucionalizada que expulsa con una fuerza centrifuga a quienes se opongan a este tipo de “desarrollismo nefasto” y sobre todo a las comunidades campesinas e indígenas que tienen otro modo de relacionarse con la ÑUKE MAPU (Madre tierra).

Estamos viviendo una verdadera emergencia ambiental que se desato el jueves 25 de febrero de 2016 después de la ruptura de una cañería que transporta “Concentrado de Cobre” de CODELCO ANDINA. Cientos o miles de m3 (CODELCO sólo habla de 50m3 de material) cayeron al Río Blanco, canales de regadío, afectando seriamente, además, a la Escuela Rural de la localidad cordillerana; viene al caso recordar aquí, la situación que vivió la Escuela de “La Greda” en Ventanas a manos de los mismos responsables de hoy. Tampoco olvidemos lo que ocurrió en Colina, donde el rio local fue contaminado por otra empresa cuprífera el 7 de febrero.

Abuelos aconcagüinos me han contado que iban a pescar al rio Aconcagua, pero hoy, el Aconcagua, ya no tiene peces, ni crecen plantas medicinales en sus riveras, ésta otrora fuente de vida está realmente contaminada, y sin embargo, llama poderosamente la atención que las Autoridades gubernamentales locales (Gobernación, Seremi Salud, etc) señalaran tajantemente que el río Aconcagua “no estaba contaminado” con esta emergencia ambiental, pues las aguas estaban dentro de los estándares esperados, pero ya sabemos que la legislación chilena medioambiental es muy permisiva y sustentarse en ello no significa que dicha acción sea “justa” e idóneo ética y moralmente.

En mayo del 2008, la Presidenta de Chile Michell Bachelet, recibió en su despacho una singular carta del Pueblo Nación Mapuche indicando que las leyes medioambientales chilenas, más que proteger el medio ambiente, permitían la depredación de éste y por lo tanto, denunciaba la debilidad de dichas leyes que fomentaban una conducta flagrantemente, permanente y sistemática de depredación de toda biodiversidad. Aucan Huilcaman Paillama, werken internacional del Aukin Wall Mapu Ngulam (Consejo de Todas las tierras), señalaba, en esos años, que dicha conducta y acción tienen un nombre, a saber: “ECOCIDIO”, concepto que surgió post guerra de Vietnam debido al uso indiscriminado de agentes químicos (Defoliantes, Napalm, etc) en contra de la vegetación y los seres humanos. De esta forma descubrí que mis hermanos/as mapuche llaman “ECOCIDIO” a todas las acciones sistemáticas de destrucción del medio ambiente, dicen sistemática porque la ley permite que ocurran dichas situaciones que se mantiene en el tiempo sin variar ni un centímetro su forma de contaminar.

Usted me dirá, ¡…pero el “ECOCIDIO” sólo se vive en el sur chileno, en las tierras mapuche!, pues allá hay tala de bosques, allá están las Represas (Ralco, Alto Bio Bio, etc), allá está CELCO Valdivia, CELCO Nueva Aldea, etc, ¿Pero en este VALLE DEL ACONCAGUA, qué? ¿Estamos lejos del “ECOCIDIO”? ¿Será que éste concepto sólo se entiende en medio de las comunidades indígenas y no acá?

El antropólogo colombiano, Arturo Escobar, nos dice que “La naturaleza no es “algo que está ahí afuera” sino que está profundamente arraigada en la práctica colectiva de seres humanos que se sienten conectados con ella en forma integral. En esa concepción, la visión reduccionista de la biodiversidad” – que promueve la explotación minera – alejada de la del mapuche (“gente de la tierra”), nos van a conducir a un ECOCIDIO irreversible. Por lo tanto, resulta insostenible seguir hablando de “sustentabilidad” si todos los semestres tenemos “accidentes” de daño irreparable al “ITROFILL MONGEN ÑI AKUNKAWA MAPU MEU” (A la biodiversidad del Valle del Aconcagua), ya es hora de que CODELCO invierta en el gran capital humano que vive en nuestro valle, ya es hora de que sea y se comporte realmente como un “Buen Vecino”. Ya no bastan las palabras ni los discursos de buena crianza. ¿El Staff de CODELCO, nuestras autoridades están tomando agua de la Escuela de Río Blanco o se duchan con dicha agua?

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