Educar para las emergencias

Educar para las emergencias

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Por: Eugenio Astudillo Leal

Por las múltiples y diversas calamidades que día a día nos aquejan, debemos asumir de una vez por todas, que somos un territorio en donde la madre naturaleza no ha terminado bien su pega, y que constantemente nos hace sus desconocidas, que las presenta de la más diversas formas, pero con la seguridad de dejar bien en claro que aquí manda ella.

Son muchas las formas como la naturaleza nos demuestra su poderío, lluvias, tormentas, vientos, relámpagos, inundaciones, aluviones, terremotos, marejadas, tsunamis, tormentas de arenas, incendios forestales, el virus Hanta, y muchas otras formas más, últimamente hasta con la aparición de casas embrujadas.

Todo lo anterior ha provocado, que desde ya hace muchos años, la sociedad civil y el Estado hayan tenido que crear y perfeccionar varios organismos privados y fiscales para enfrentar todas estas calamidades. La mayoría de estas organizaciones son de tipo reactivas, que funcionan; sobre todas las voluntarias y privadas, muy eficientemente una vez producidas las emergencias.

Pero ¿Quién se preocupa de la prevención? ¿Bastan solo los slogan de la TV, para hacer consciencia de los agentes agresores naturales?… Creo que no señores. Este país es tan diverso en territorio, clima, flora y fauna, que no basta con que los medios audiovisuales informen en global sobre las emergencias y sus prevenciones. Se necesita mucho más, y más específico por cada región o sector. Nosotros en Los Andes no necesitamos que me adviertan sobre las marejadas o tsunamis u otros eventos costeros nacionales, pero si es primordial que como andino sepa cuando viene un frente de mal tiempo de la costa y cuando son tormentas que provienen de la cordillera, y cuál es la diferencia entre ellos. Necesito saber que debo hacer ante la presencia de relámpagos, rayos, y vientos fuertes en una ciudad, en donde todos sus postes están recargados de cables eléctricos y de muchos otras empresas que se transforman en eminente peligros en los temporales en complicidad con los árboles. Necesito saber de las cuencas de los ríos, esteros, canales y acequias que atraviesan la ciudad y comunas, que se impactan y desbordan en por un temporal cordillerano. Y así muchas otras cosas más a las que estamos expuestos, aquí en nuestro territorio andino.

En las escuelas y colegios de la zona, desde chiquitito se debe enseñar a nuestros niños para que identifiquen claramente, y en primera instancia, los riesgos que le pueden traer para su integridad, física los cielos oscuros y relámpagos en la cordillera. Que ante esto se alejen rápidamente de cursos de ríos, esteros etc., y que además observe con precaución que otros tipos de trastornos puede traer el violento escurrimiento de agua en caso de producirse. Que además se les enseñe a observar que otros tipos de adelantos sociales comunes; como postes, avisos luminosos, cornisas, resumideros de agua, etc., en un instante se pueden transformar en una presencia peligrosa para la integridad de ellos.

Son muchas las indicaciones que debemos enseñar a nuestros niños para asegurarles un conocimiento cabal de donde vivimos, mostrándole lo hermoso de nuestros parajes, pero también como respetar las rabietas de la naturaleza. Por último, hablémosle también de los peligros que traen en estos eventos, obras mal construidas por el hombre, incluyendo tranques, represas, calles, desagües, techos, puentes y un montón de cosas mal hechas, que tenemos de antaño en nuestra provincia.

Veamos lo que paso en el San José de Maipo o en nuestro estero de Pocuro. No se saca nada con hacer un buen rescate después de fallecidas las personas. El tema es prevenir

Eduquemos a nuestros hijos para que conozcan nuestros entornos y sus emergencias. Que aprecien nuestra cordillera y la respeten con sus cosas buenas y malas. Nuestras condiciones son diferentes a las de Viña del Mar, Arica y Punta Arena. Enseñemos a vivir en Los Andes. No porque esto no pasa todos los días, no existe. Mamitas, papitos, educadores y autoridades, preparemos desde chicos a nuestros hijos a vivir con la cordillera como vecino.

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