Asimetría, borde, color, diámetro y evolución, son signos de alerta que nos deben llevar a consultar a un especialista.
Todas las personas tenemos lunares en el rostro o en el cuerpo, casi como una seña de identidad, que nos acompaña durante toda la vida. Sin embargo, debemos estar alertas y consultar con un especialista cuando alguna de estas manchas comienza a cambiar de forma, tamaño o color.
Para orientar el autoexamen, resulta útil guiarse por la llamada regla del ABCDE.
• Asimetría: se considera un lunar asimétrico cuando la mitad de éste no coincide con la otra mitad.
• Borde: bordes irregulares y poco definidos. Generalmente se forma una especie de contorno de un color diferente.
• Color: el color es otra de las características de las cuales hay que estar alerta. Cuando el color no es uniforme e incluye sombras de diferentes tonalidades, como rojas, negras o marrones, es recomendable poner atención.
• Diámetro: cuando un lunar sobrepasa los 6 milímetros de diámetro, debe estar en observación.
• Evolución: es una señal de alerta que el lunar presente diferentes transformaciones en un período corto de tiempo, ya sea crecimiento, cambio de color, tamaño o forma.
Además de las ya señaladas, existen otras señales que deben advertirnos de un posible melanoma o cáncer a la piel:
• Herida que no cicatriza.
• Ardor, picazón y sensibilidad.
• Sangrado y descamación.
• Aparición de un nódulo.
Deben estar especialmente atentas a los cambios en sus lunares, y revisarse periódicamente, las personas que presenten factores de riesgo tales como:
• Exposición frecuente al sol
• Antecedentes familiares de melanoma
• Una cantidad excesiva de lunares (más de 60 en todo el cuerpo)
• Muchas pecas
• Haber presentado quemaduras solares
(Este artículo se desarrolló con la colaboración del Dr. Felipe Mardones, dermatólogo de Clínica Universidad de los Andes).