Concejal Octavio Arellano.
«La oferta de venta de antiguos galpones ferroviarrios por parte de privados es una amenaza al patrimonio de la ciudad», dijo la autoridad.
El concejal Octavio Arellano ha seguido adelante con su iniciativa para la antigua Maestranza del Ferrocarril Transandino ubicada en la Avda. Argentina N° 51 de la ciudad de Los Andes, para que sea habilitada a la brevedad como un Museo y Centro de Interpretación del Ferrocarril, garantizando así el legítimo derecho de la ciudadanía de disfrutar los bienes culturales que han sido declarados monumento histórico nacional. Según Arellano «nos preocupa que galpones que antiguamente formaron parte de la maestranza y que fueron comprados por privados, actualmente se encuentren a la venta, lo que podría significar echar por tierra la aspiración de los andinos de rescatar la importancia que han tenido los ferrocarriles en el desarrollo de la ciudad. Creemos que corresponde al Municipio hacer las gestiones necesarias para que esa venta no se concrete y estos pasen a formar parte del proyecto de Museo.»
Según el proyecto del concejal Arellano «dichos bienes patrimoniales están compuestos por las instalaciones físicas de la maestranza y talleres de carpintería que datan de la inauguración del Ferrocarril el 5 de abril de 1910, 10 locomotoras y coches de pasajeros y de carga que han sido declarados Monumento Histórico, además de equipos, herramientas; planos de piezas, correspondencia interna, proyecto que por extensión se extiende a todas las instalaciones del entorno como es la Casa de Máquinas, la tornamesa, equipos de señales, la estación del Estado, ubicada al final de la Avda. Carlos Díaz y todo el trazado vial entre Los Andes y Las Cuevas».
La iniciativa también busca rescatar y preservar todas las expresiones y bienes que conforman el patrimonio inmaterial que se expresa los acontecimientos históricos y eventos relevantes, los viajeros famosos, los mitos, leyendas, costumbres, tradiciones y conmemoraciones que caracterizaron el servicio ferroviario desde su inauguración en 1910 hasta 1988, fecha en que cesó el servicio internacional de carga y pasajeros desde y hacia la República Argentina.
Según el concejal Arellano, «para su concreción, el proyecto considera una articulación de actores estatales como la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), propietaria de las instalaciones, la empresa FEPASA, arrendataria de las mismas, la Municipalidad de Los Andes, que será la ejecutora del proyecto; la Asociación de Conservación del Patrimonio Ferroviario, la Fundación Pro Cultura y el Consejo de Monumentos Nacionales. Además de lo anterior, el proyecto considera la activa participación de los actores sociales (patrimonio inmaterial) vinculados a los operarios del servicio ferroviario, como la Unión de Obreros Ferroviarios de Chile, la Asociación de Jubilados y Montepiadas, el Sindicato de Trabajadores de Fepasa, la Federación Santiago Watt, el Club Deportivo Transandino», entre otros.
En la fundamentación de la iniciativa, se indica que «la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su 17a, reunión celebrada en París del 17 de octubre al 21 de noviembre de 1972, aprobó la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural, de la cual Chile es signatario desde su promulgación mediante decreto N° 259 de 27 de mayo de 1980». Entre las constataciones que hace el texto de la convocatoria, se señala que «el patrimonio cultural y el patrimonio natural están cada vez más amenazados de destrucción, que el deterioro o la desaparición de un bien del patrimonio cultural y natural constituye un empobrecimiento nefasto del patrimonio de todos los pueblos del mundo, labor que compromete el trabajo de la UNESCO».
Según Arellano «frente a la amplitud y la gravedad de los nuevos peligros que les amenazan, incumbe a la colectividad entera participar en la protección del patrimonio cultural y natural de valor universal excepcional», haciendo incapié que por falta de protección se han vendido como chatarra rieles, durmientes, incluso por la acción de vándalos se ha destruído andenes, túneles e incluso instalaciones de señales, lo que actualmente no puede seguir ocurriendo.
Respecto del deber del Estado y del municipio en la materia, Arellano señala que «el artículo 4° de la Convención establece el deber de los órganos del Estado de implementar acciones, para transmitirlo a las nuevas generaciones, labor que naturalmente recae en la educación, los municipios, los museos, o los centros culturales».
En la fundamentación del proyecto, se señala que según la publicación Memoria Chilena de la Biblioteca Nacional Digital, «el tren evoca profundos sentimientos en las personas como lugar de encuentro, bienvenidas y despedidas, es el escenario privilegiado donde se desarrolló la vida y el encuentro de las clases sociales». Se señala que las estaciones de trenes son “Espacio de encuentro, lugar de despedidas y bienvenidas, las estaciones de trenes fueron escenario para el surgimiento de nuevas dinámicas y códigos sociales. La profunda huella que el ferrocarril dejó en el imaginario colectivo atraviesa también nuestra literatura».
En su primera fase , el proyecto que se propone sea ejecutado y postulado por la municipalidad, tiene una inversión cercana a los 68 millones de pesos, a lo que se debe agregar toda la museografía, confección de accesos y áreas de servicios al visitante.