Por: Eugenio Astudillo
En las ciudades existen barrios que mueren por la influencia nefasta de las drogas. Otros barrios mueren también, por la alta incidencia de hechos delictuales que hace imposible vivir en ellos. Así como estos motivos ya descritos, existen además otros varios factores que hacen que un barrio; cualquiera de nuestras ciudades del país, muera o declines su plus valía, su calidad de vida y prestigio, por percepciones generales de la gente, que siempre busca vivir en tranquilidad, en armonía, y con el goce mínimo de sus derechos ciudadanos, en cualquier pueblo o ciudad.
Hoy desarrollaré un tema que afecta a varias familias de nuestra ciudad, de un agotado y acabado barrio residencial, a menos de ocho cuadras de la plaza de armas de Los Andes, en un otrora pujante sector de plus valía habitacional, que fue asesinado no por las malas costumbres de los vecinos, sino que, por decisión municipal.
Es bueno dejar en claro al empezar esta crónica, que esta queja de discriminación vecinal no va contra decisiones del actual Concejo Municipal de Los Andes y su Alcalde; a quien admiro y respeto mucho, sino que contra aquellos que en uso de una mal entendida autoridad omnipotente, condenaron a un barrio residencial, normal y pujante, hace más de treinta años atrás, a morir, en el estado que se encuentra hoy, por un decreto municipal, para complacer presiones de un gremio comercial de feriantes.
Explico: Hace más de 30 años atrás aproximadamente, el municipio local, permitió la instalación de una feria libre, todos los días sábados del año, en la calle San Rafael, frente a una parte de la Población Ferroviaria, entre calle Ingeniero Lagarrigue y Av. Argentina poniente. Este sector, reitero, antaño pujante, sufre hoy la miseria del abandono total, un uso indebido de las vías públicas de circulación, y casas deshabitadas, porque ninguna familia, con cinco dedos de frente, soporta, que todos los viernes por la noche, y durante toda la jornada diurna de los días sábados, de todo el año, otros individuos, comerciantes. fuera del sector, incluso no habitantes de Los Andes, se instalen frente a sus casas, en ventas de una gran variedad de artículos, con sus tiendas de campañas improvisadas, a vender sus productos, principalmente agrícolas; acción loable que les reconocemos y que les hace tener buenas ganancias, pero a costa de ser parte del asesinato de este barrio, que desde entonces viene cayendo en su calidad de vida, orden y presencia.
Hoy este barrio no tiene veredas en sus calles, tiene un canal de regadío que cruza a tajo abierto, en donde los vecinos; por cuenta propia, han tenido que hacer puentes, para acceder a sus casas, y que también usan los feriantes, curso de agua que provee además, de una basta y variada fauna de roedores, que tiene también, bonitas casas desocupadas y saqueadas por el abandono, ya que nadie, hoy en día, quiere vivir en un barrio, en donde no se puede dormir en paz, la noche de los viernes – cuando se instala la feria – ni menos hacer una vida normal todos los sábados del año, porque se deben dejar los vehículos en otras casas, para que funcione la feria, y después permanecer con los ojos muy abierto, todo ese día, cuidando sus pertenencias y propiedades, ante esta toma “legal” de su calle vecinal auspiciada por el Municipio local. Reconozco, que hace poco, gracias a Dios, la autoridad municipal acortó una cuadra la extensión de esta singular feria, la que ya entonces llegaba hasta una estación de servicio COPEC, que funciona en el sector.
La presencia de esta feria, por tantos años, poco a poco destruyó definitivamente este otrora tranquilo barrio residencial, tal como hoy sigue destruyendo otros, en diversas partes de la ciudad, en donde también indiscriminadamente se están asesinando otros sectores residenciales, por culpa de estos malditos decretos municipales. Nadie quiere vivir en ellos. De ahí las casas abandonadas que ahora se presentan en estos sectores. Cualquier arreglo que un vecino haga en esos lugares, pronto terminan destruidos por acción de feriantes y público compradores indolentes, como lo puedo demostrar en el puente de ingreso a nuestra casa familiar, instalada ahí desde el año 1952, cuando nada hacía precisar esta desgracia. Para colmo, ante reclamos, algunos locatarios se jactan de sus excelentes relaciones con las autoridades municipales; todos políticos locales, que en sus tiempos de campaña, hacen uso de esa feria, para sus personales candidaturas, lo que hace que algunos locatarios ya se sienten dueño de la calle y sus destinos.
Si bien reconozco en los feriantes el derecho de ejercer una labor rentada para subsistir, respetuosamente les pregunto; ¿Por qué siempre ahí? Como no se dan cuenta que por culpa de su actividad otros vecinos sufren. Que las casas del sector no las compra nadie. Que a pesar del barrido que hacen después de la feria la calle siempre está con la sensación de suciedad. Que los niños de los dos colegios del sector no pueden tener actividades extra programáticas los días sábados, y que los vecinos del sector ya estamos aburrido. Esto también se debieran preguntar los concejales elegidos para representar los derechos de los vecinos, la mayoría de ellos, hoy adultos mayares.
Ojala que la autoridad municipal lea y tome conciencia de esta situación. Todos los andinos tenemos los mismos derechos y obligaciones. Todos nuestros impuestos están al día, y todas nuestras desgracias están a la vista, Por favor dense una vuelta por el sector un día sábado, perciban y tomen acción.
No recomiendo otro barrio para instalarla, porque no puedo ni quiero perjudicar otros pobladores con nuestras desgracia. Por eso, respetuosamente les pido a las autoridades municipales actuales, algunos repetidas, pero que se han hecho el leso con este problema, rápidamente detengan esta condena a muerte de este barrio específicamente, y después también lo hagan con los otros sectores tan condenados como el nuestro, y tomen acción. Si no tienen una real percepción del tema, pongan la feria frente a sus casas un solo día; cualquiera de la semana, y si por esta decisión, de comprobación, sus familias los amenazan con expulsarlo de sus casas por el predecible nefasto resultado, tomen contacto conmigo y yo les invito a pernoctar una día viernes en la noche en la casa familiar, para que aprecien en directo la desgracia que se vive en este barrio pronto a morir.
Por favor autoridades, no más discriminación por un barrio ni por los viejos que viven ahí. Si la municipalidad no tiene terrenos propios donde instalar estas ferias hágala rotar en varios barrios. Tener la feria frente a la casa una vez al mes, puede ser soportable, pero no todos los sábados del mes, como hoy día.
Tengo la esperanza de ser tratado como ciudadano antiguo de esta ciudad. Soy nacido, criado, y habitante de siempre de Los Andes. Merezco que se me responda con consideración y respeto.