EL BIEN COMÚN

EL BIEN COMÚN

- en Columnistas
1149

Por: Ps. Víctor Cortés Zapata

El Estado tiene como objetivo central y permanente, perseguir el Bien Común como eje orientador en la vida social. El bien de la Sociedad es la meta común del conjunto social. En su ejecución no solo cabe intervención del Estado a través de su aparato administrativo nacional centralizado y descentralizado, el que trasciende a los sucesivos gobiernos, y concretado en una institucionalidad perfectible, en respuesta a cambios en las necesidades sociales manifestadas en los movimientos ciudadanos, sino que también a la Ciudadanía misma, constitutiva de la polis, como expresión política, debe jugar un rol potenciador de las políticas públicas que se vayan adoptando con un doble enfoque: de inmediatez como asimismo de proyección de largo plazo.

La prosecusión del Bien Común, apunta a privilegiar la satisfacción de las necesidades de los sectores sociales más vulnerables (pobres y clase media baja, y media-media), comenzando por cubrir necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud, educación. Para el logro de tan vitales y humanas necesidades, se hacen necesarias las reformas de carácter económico, como la reforma tributaria, de carácter social, como la de la salud y de educación, y de carácter político, como la de la descentralización administrativa del territorio nacional.

Tan necesaria y noble finalidad de beneficio a la población nacional en su conjunto, se vé siriamente interferida con una realidad mundial que como país nos incluye: la concentración de la riqueza , que es una de las caras de la inequidad distributiva que constituye una característica del neoliberalismo dominante y depredador de la naturaleza, favorecido por una universalización económica y cultural. Otra característica de esta globalización de la producción, es la precariedad laboral, la pobreza, la carencia de recursos para atender las necesidades básicas.

Sobre la magnitud de la regresividad distributiva chilena, se trabajó un documento de investigación de los académicos de la U. de Chile, Ramón López, Eugenio Figueroa, y Pablo Gutiérrez, titulado La “parte del león”: nuevas estimaciones de la participación en los super ricos en el ingreso de Chile, estudio que confirmó que es extraordinariamente superior a la ya gran situación revelada por las Encuestas CASEN. El texto pone el acento en revelar la dimensión gigantesca de las participaciones del 1%, 0,1% y 0,01% más ricos en el ingreso total del país, construyendo un sistema para poder establecer comparaciones con las efectuadas en otros países, basándose en declaraciones impositivas y no en encuestas a los hogares.

Si el cálculo se efectúa considerando para el año 2010 la participación en el ingreso tributable y las utilidades no distribuidas, un 31,1% del total lo capta el 1% más rico de la población (incluye a los sectores profesionales), distribuyéndose el 68,9% restante entre los demás chilenos. De lo percibido por el mencionado 1%, la décima parte de ellos, el 0,1%( no están ya los profesionales), en promedio en el lapso 2005-2010, se apoderó de más de la mitad y, a su ves, el 0,01% captó más del 50% de lo obtenido por el 0,1%, lo que revela la gigantesca concentración que se produce. Si la estimación se hace incluyendo las ganancias de capital en vez de las utilidades no destribuidas, los porcentajes son algo menores. El 1%, 0,1% y 0,01%, perciben, respectivamente, un 30,5%, 17,6% y 10,1% del ingreso total.

Chile es por lejos el país donde cada uno de los tres grupos de altísimos ingresos (1%, 0,1%, 0,01%) absorbe las proporciones más altas del ingreso total. Aún el segundo país más concentrado, EE.UU., agregan los autores, tiene índices de participación muy inferiores a Chile. Esto es particularmente válido paa el caso del 0,01% más rio, que en Chile son apenas 1.200 individuos(entre los que está el magnate Piñera), los que se apropian de más del 10% del ingreso total, más del doble de la participación del 0,01% más rico en EE.UU. (incluido D. Trump).

Como la mayoría de los chilenos, especialmente los considerados ricos en Chile, se educaron sobre los principios de la Caridad católica, valor y deber pregonado por el querido y reconocido Padre Hurtado, hoy San Alberto Hurtado, quien en su documento “La búsqueda de Dios”, 4 de Abril de 1944, señala que “la medida de tu amor para conmigo será la medida de tu amor sincero, profundo, con hambre y sed de justicia que tuviereis para con ellos. ¡Señor, danos ese amor, el único que puede salvarnos!”.

Lo que vemos, actualmente, es totalmente opuesto a este deber de la caridad cristiana. Todo es oposición y tergiversación de las mejores políticas públicas de redistribución del ingreso.

Fuente: Fazio Rigazzi, Hugo: El Mundo del 1%, 0,1% y 0,01%. Edit. USACH, 2014.

Comenta en Facebook

Comentarios

Quizá te interese

Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes

Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel