El Combate Naval de Iquique y Los Andes

El Combate Naval de Iquique y Los Andes

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Por: René León Gallardo, Historiador. (Segunda Parte)

Los nombres de estos tripulantes locales están grabados en el monumento a las Glorias Navales de Chile, en la Plaza Sotomayor de Valparaíso. Hasta ahora, nuestra ciudad los había ignorado. Por ello, desde hoy su nombre será recordado con respeto y admiración: “Alcanzaron la gloria que la Patria reserva a sus héroes. Descansen en la paz del Señor!”.

Nuestros héroes fueron gente sencilla que no ocupó cargos de mando a bordo del buque. Como parte de un gran equipo como es una nave de guerra, cada tripulante cumple un papel que, al momento del combate, revela su gran importancia. Esos andinos eran:

Guillermo Serey Collante, bautizado en la Iglesia Parroquial de Santa Rosa por el párroco Pbro. José Santiago Lavarca, el 21 de junio de 1856. Era hijo de don Pedro Nolasco Serey y de doña Mercedes Collante. Al iniciarse la guerra, Serey tenía 23 años y se embarcó como cocinero. Su cadáver jamás apareció, probablemente dadas sus funciones bajo cubierta, puede haberse hundido con la nave. Su madre, viuda, inició en 1880 los trámites para obtener una pensión la que, luego de larga tramitación, fue concedida por el Presidente Aníbal Pinto, por decreto del 26 de agosto de 1880. En una de las cartas dirigidas al Supremo Gobierno, su madre dice: «Se fue a la fragata (corbeta) Esmeralda con el señor Arturo Prat tan pronto como se declaró la guerra entre mi Patria y las repúblicas de Perú y Bolivia».

José Manuel Ramírez Urrutia, se enroló en la Armada, el 29 de febrero de 1879, como carbonero de la Esmeralda. Ramírez nació en Pocuro el 28 de marzo de 1858. El 31 de ese mes fue bautizado en la Capilla de San José de Pocuro. Al momento del combate era un joven de sólo 21 años de edad. Sus padres eran don Pedro Juan Ramírez (argentino, de la Provincia de Corrientes) y doña Isabel Urrutia, natural de Los Andes. Probablemente, la muerte de este tripulante ocurrió al estallar una de las calderas de la Esmeralda, al comienzo del enfrentamiento. Doña Isabel Urrutia, viuda, solicitó del Gobierno la pensión que le correspondía por su hijo. Se le asignaron $5 mensuales.

Arsenio Canabe Miniño, andino, tenía 22 años al ocurrir los hechos de Iquique. Otras fuentes lo refieren como nacido en 1852. Luego, tendría 27 años de edad al momento del combate. Era hijo de D. Bartolomé Canave y de D. Concepción Miniño. Su amigo Danor Vivanco, periodista de El Andino, periódico de la época, escribe en la edición del 29 de junio de 1879: “A mi amigo Arsenio Canabe muerto en la corbeta Esmeralda el 21 de mayo del año 1879”. “… Al lado de esos mártires queridos que no les fue dado siquiera dormir tranquilos el sueño de la tumba, obteniendo tan sólo como sudario las aguas del tempestuoso mar, aparece el nombre de un hijo de este pueblo (Los Andes) envuelto aún en las sombras del olvido, y que yo, entusiasta admirador de la grandeza que revela aquella memorable epopeya del 21 de mayo, me esfuerzo en darlo a la publicidad como uno de los tantos que cayeron derribados por el plomo enemigo y envueltos entre los pliegues de nuestro invencible estandarte”.

Prosigue Vivanco: “Arsenio Canabe, he aquí el joven inteligente y abnegado que a la edad temprana de 22 años abandonó sus lares, las comodidades y goces de la vida para alistarse como simple soldado bajo las banderas de la Patria, en los críticos momentos en que ésta reclamaba el auxilio de todos sus hijos; he aquí como muere legando a su familia y a su Patria honrosa memoria, y a sus amigos y compatriotas heroico e inimitable ejemplo”.

Canabe se embarcó como soldado de la guarnición del buque. Ahora bien, junto a Prat y Aldea, saltó otro tripulante como lo dice el historiador don Gonzalo Bulnes: “Prat no tenía en ese instante cerca de sí, sino al sargento 1° de la guarnición don Juan de Dios Aldea y a un marinero, cuya identidad no se pudo establecer porque los cadáveres no fueron reconocidos antes de ser sepultados: glorioso soldado anónimo que tuvo el honor de hacer con Aldea la guardia de su preclaro jefe, en el momento inmortal de su carrera”. Ello, es corroborado por diferentes historiadores de la Guerra del Pacífico, tales como: Wilhelm Eckdahl y Francisco Machuca. Por otro lado, don Roberto Hernández C., historiador y periodista, en su obra “El Roto Chileno”, publicada en Valparaíso, en 1929, dice refiriéndose a Canabe: “¿Quién era este heroico hijo del pueblo, a quien se ha llamado el Desconocido hasta como símbolo social?”. (concluye mañana)

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