Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas Marchánt
Todo ser humano, en gestación, depende del cordón umbilical, unido a su madre con arterias principales y venas, de unos 50 cms, que sirven para el intercambio de sustancias nutritivas y de sangre rica en oxígeno: Es así como el bebé se alimenta a través de la placenta. Lejos estoy de la medicina pero me atrevería escribir que es como una vía con pistas en sentidos opuestos. Por una ingresa lo que alimenta al bebé y, por el otro, sale todo lo que el organismo del bebé rechaza o desecha, más el oxígeno ya usado que la madre se encarga de excretar
Es la dependencia máxima de un ser humano. Dependencia que quedará grabada toda la vida en el centro de nuestro cuerpo, es el sello indeleble que toda madre deja en su hijo.
Ahora bien, la sociedad moderna y quienes la componemos, en la realidad de las comunicaciones y servicios computacionales e informáticos, hemos vuelto al estado del Bebé intrauterino.
Como nunca dependemos de un cordón umbilical, que muchos le dicen “Sistema” que en el fondo es un gran servidos o computador gigante programado por unos genios y mentes brillantes que, cuando este falla o “se cae”, el hombre queda en la más grande indefensión, incertidumbre e incapacidad de actuar. Todo se paraliza.
Una creación del hombre, termina dominándole y, siendo necesaria para la sociedad.
Imposible vivir sin él.
Es una creación que ha posibilitado la cercanía entre los lejanos, la reducción considerable del tiempo de espera de una respuesta el realizar negocios, evitar perder el tiempo en trámites y hacer todo desde un escritorio conectado a Internet.
Asombra a las generaciones de los 50 y 60 el poseer, dentro de un bolsillo o cartera, un dispositivo electrónico desde donde puede acceder a muchos periódicos de todas partes el mundo, a varias estaciones de radios, usar su calculadora, tomar fotos, grabar, enviar cartas, mensajes escritos y hablados, hacer transacciones comerciales, transferir o cancelar una deuda bancaria.
Son las paradojas del hombre moderno, una de las tantas contradicciones de la sociedad.
Poderoso, capaz de llegar donde nunca soñó con su poder y capacidad creativa pero también destructora,
Poderoso, dueño de verdades y certezas inimaginables.
Poderoso, con capacidad de vencer o minimizar grandes enfermedades.
Poderoso, pareciera, dueño de las profundidades, del espacio y del tiempo.
Un poderoso que depende del cordón umbilical de un Sistema,
Poderoso, que depende de las Comunicaciones y Redes Sociales, llegando a perder toda capacidad de tomar decisiones…., bueno, ¡Sí! Por último toma la decisión de informar que “nada pudo hacer” porque “el sistema se cayó”. Y, eso es una decisión valiente, pues confiesa y reconoce ser un adulto-bebé oficial y socialmente dependiente…..
Me asusta pensar que, a modo de ejemplo; ayer miércoles WathsApp “Se cayó” (dejó de funcionar) por dos horas en todo el planeta tierra y fueron cientos de miles de millones de personas que se sorprendieron y se vieron imposibilitados de tomar un acuerdo, sobre todo el mundo de adolescente, juvenil y adulto joven.
Pero más me asusta que las personas dejen de mirarse a la cara y ojos al conversar, discutir y realizar promesas sobretodo quienes están en la carrera electoral.
Me espanta que “El Sistema Confianza” funcione con grandes interrupciones.
Me espanta ver el cordón umbilical Diálogo-Confianza cortado
Me espanta saber que el cordón umbilical de Sociedad-Ciudadano esté cortado.
¿Qué hacer?
La solución está en sus manos, en el corazón e intimidad de su familia.
Es allí donde se aprende a cumplir con la Palabra Empeñada…, allí, el respeto, allí el manejo del poder, allí el manejo del tiempo….
Que sea feliz