El Decir y el Escribir

El Decir y el Escribir

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 Por: Julio Palacios Gamboa, presidente Agrupación Amigos de la Biblioteca

Los chilenos y argentinos debemos ser los que más mal hablamos nuestro idioma castellano. Exceptuando a los centroamericanos, que realmente hablan una palabrería inentendible.

En Chile, para un extranjero que cree saber castellano, es un martirio entender una conversación en un bar o en el metro, por ejemplo.

Los jóvenes nos están entregando un modelo de comunicación verbal que raya en lo ridículo. Supuestamente, en aras de ganar tiempo, se habla de finde, por los fines de semana; de bro, por hermano o amigo, como una expresión de brother, palabra inglesa para colmo. Sumésmole el porfa, el porsi, el cumple y el depa, entre muchas más. Al mismo Facebook se refieren como “feis”.

Con ello, vamos deformando el lenguaje de los más pequeños, que van a terminar creyendo que las expresiones correcta son esas “abreviaturas”. Se supone que estas formas nacen de los llamados medios sociales, donde en un teclado pequeño deben construir mensajes y enviarlos rápidamente, como si en ello se les fuese la vida. Pero creo que eso, excepcionalmente, es permisible, toda vez que se trata de nuevas tecnologías que buscan insertarse en el uso diario, ocupando sus propios métodos. En ese ambiente, el pq y el tb son un ejemplo, para expresar el por qué y el también. Lo malo es extenderlas dichos métodos al uso más formal.

En cuanto a la expresión oral de los mayorcitos también encontramos un montón de vicios: comerse las letras y hasta palabras enteras, para expresar una idea, incluyendo por cierto el hueón de atrasito, así sea que el interlocutor sea una mujer. La “s”, como plural, es una excepción en nuestras comunicaciones, incluso en ciertos profesionales de TV, sobre todo en aquellos de los llamados programas de farándula que ya dicen cualquier cosa.

He escuchado a algún periodista-notero en televisión hablar de infringir heridas a una persona en vez de infligir. Y decir 10 veces la palabra “bastante” en poco más de un minuto. Y todo por transmitir y comentar “en directo” una noticia para lo cual seguramente no cuenta con la información necesaria

EL ESCRIBIR

Realmente por estos días es difícil encontrar un diario, incluso entre los más distinguidos, que pasen la prueba de la blancura en ortografía, gramática y sintaxis. Diarios y revistas han eliminado de sus plantas al “corrector de pruebas” personaje que no tan solo se ocupaba en corregir ortografía, sino que también la sintaxis de un texto, que permite ordenar las ideas que se quieren expresar. Y es así como en los escritos encontramos no sólo horrores ortográficos sino que también tiempos verbales o giros idiomáticos que no corresponden y confunden.

Los periodistas deportivos inventan giros idiomáticos extraños para expresar, según ellos, con cierta originalidad lo que quieren decir. Para ellos, la “orgánica” (adjetivo) es el sustantivo organización. Esto entre muchos ejemplos. Otro dice por ahí cuando un jugador que ha caído y se pone de pie que “recuperó la vertical”.

En estas condiciones y el ejemplo “profesional” que reciben los jóvenes va a ser muy difícil que recuperemos el uso del buen castellano –uso que por lo demás nunca tuvimos.

Terminaremos así como una tribu que se comunica en su propia jerigonza, ininteligible para buena parte de la sociedad.

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