Por: Lucía Martínez, gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad Natura
Aunque habitualmente escuchamos noticias negativas respecto de los avances del calentamiento global y los estragos del cambio climático, hay novedades alentadoras que es bueno aplaudir y analizar.
Según el último Informe sobre el progreso de las Finanzas Verdes de ONU Medio Ambiente, publicado hace un par de semanas, la emisión de bonos verdes se duplicó en 2016, llegando a US$ 81 mil millones, mientras que en el período 2014-2016, los activos basados en capitales verdes crecieron 25% a nivel mundial.
De esta manera, los miembros del G-20 y la comunidad internacional han avanzado considerablemente en este tema, comprometiéndose en una mayor cooperación internacional y un creciente liderazgo en el mercado. «El G20 y otros han encendido los motores. Ahora es el momento de presionar el acelerador”, aseguró el Director Ejecutivo de ONU Medio Ambiente, Erik Solheim.
¿Qué podemos hacer, desde el mundo privado a nivel país? Sin duda, uno de los principales desafíos es avanzar hacia una economía baja en carbono, donde además se considere el cuidado por el capital natural. Un claro ejemplo es hacer un aporte través de programas como “Carbono Neutro”, los cuales nos permiten compensar nuestras emisiones generadas en la operación de las empresas que impactan al planeta.
Una de las formas de contribuir al desarrollo sostenible, proviene del compromiso de las compañías por medir el impacto ambiental generado, ya que una vez conocida esa realidad, se puede gestionar ese impacto, ya sea a través de planes internos y mejoras en los procesos productivos, o compensar ese carbono restante que permita neutralizar las emisiones y el impacto al medioambiente que no se ha podido reducir.
La posibilidad de compensar en Chile, es para las empresas una gran oportunidad de invertir en el país, considerando la condición geográfica a nivel nacional y la existencia de ecosistemas únicos. Pero también cabe considerar la relevancia de la protección de zonas de incalculable valor ambiental y el hecho de reducir emisiones de carbono, como una responsabilidad del ciudadano corporativo que las empresas llevan dentro, y que permite en parte, revertir el daño que se está generando al planeta.