Por: Edgardo Donoso, presidente de la Asociación de Fútbol de San Esteban
¿Recién llegás del trabajo y ya te vas al club? Es la frase que mejor resume lo que un dirigente deportivo de San Esteban o en cualquier parte del país escucha día a día de parte de su familia. Es una referencia ejemplificadora teniendo en cuenta el esfuerzo y pasión que hora tras hora denotan los directivos de las instituciones deportivas.
Luego de la habitual jornada laboral y un breve paso por casa, el directivo se aboca a lo que cree que es su verdadera pasión. Porque está más que claro que manejar los destinos de una asociación o un club muchas veces es ir en búsqueda de inconvenientes extras, más allá de lo que la vida nos pone por delante. Pero el sentimiento por los colores del club amado todo lo puede.
Ser dirigente deportivo implica estar al servicio de los niños y adolescentes, pero también de los mayores. Organizar ventas de empanadas, sorteos, pedir colaboración económica a las familias y comercios del barrio, agudizar el ingenio para abonar todos a los gastos fijos, oficiar de chofer o enfermero, por ejemplo. En innumerables ocasiones también ser un padre consejero o referente para los chicos.
Todo atañe a las instituciones de carácter amateur. Es ser poli funcional prácticamente y dedicar una buena parte de la existencia al crecimiento de ese lugar que te contuvo años atrás, ya sea porque uno simpatiza con esos colores o porque uno de sus hijos interviene como deportista.
El dinero sale de sus propios bolsillos para no ver interrumpido el servicio de luz, gas o agua o para alcanzar el presupuesto necesario y que los equipos o representantes del club viajen a algún certamen fuera de la ciudad. Dinero que saben que no retornará luego, pero que es gratificante por el objetivo de esa inversión.
Todos esos años con cientos de horas de incansable labor son las que el directivo deja de otorgárselas a su familia y amigos y es elogiable e indispensable mencionarlo.
Fueron apareciendo nuevas generaciones de directivos y en la actualidad son varios los jóvenes en las distintas comisiones, pero faltan muchos más. También se incrementa el número de mujeres que participan cada año motivadas por sus hijos que desempeñan alguna actividad en ese club. Varias son las caras visibles incluso en equipos de fútbol.
Ser dirigente deportivo implica sacrificio y honestidad y la mira sólo en el objetivo de lograr el beneficio institucional y no el particular. Felicitaciones a todos aquellos que año tras año, invierten tiempo y dinero para que su club pueda crecer un poco más cada día.