Por: Javier Aeloiza San Martín, académico Facultad de Derecho Universidad Andrés Bello
Más allá de las reticencias y rechazos naturales que produce el recién asumido Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es necesario, en tiempos de incertidumbre desbordada, volver a nuestras instituciones. Tratar de calmar las aguas con miras de dilucidar la situación y consecuencias que su liderazgo para nuestro país.
Respecto de la seguridad jurídica, podemos mencionar las observaciones presentadas por el Presidente del Banco Central, el cual ha sostenido que los tratados firmados entre Chile y Estados Unidos, deberán y serán respetados, de modo que en el plano internacional no es razonable esperar un desplomé de todo lo construido.
Un segundo comentario que merece ser destacado, es la necesaria distinción entre los momentos de campañas y los gubernamentales, es decir, pocos gobiernos, por múltiples razones, son lo que prometieron ser en sus campañas.
En un primer momento, Trump fue exagerado, nacionalista, racista, falto a la verdad, agresivo y extremo hasta el ridículo. Sus propuestas cargadas de un populismo poco dirigible, sin embargo, en su discurso de victoria, se modera y llama a la unidad nacional, bajando los niveles de agresividad política y discursiva.
Por lo pronto, debemos confiar que una institucionalidad robusta y balaceada en términos de controles como la Norteamérica y una política financiera que ha aprendido de los errores del pasado, podrán amortiguar cualquier intento de populismo desmesurado o idea excéntrica.