Por Daniel Zamorano Vargas
Vocero Movimiento Todos y Todas por Aconcagua
Provincia de Los Andes, Ex Gobernador de Los Andes
Nuestro país pasa por un momento crítico y esperanzador donde se necesita lo mejor de todas y todos nosotros para que podamos salir adelante. Es en ese preciso momento, el del siguiente paso, cuando se comienzan a expresar las sanas diferencias que tenemos los actores involucrados en la solución del como seguir adelante.
Un grupo no menor de la sociedad espera parapetado en sus privilegios de clase que esto termine pronto con falsa esperanza que sea un mal sueño y el modelo vuelva a ser funcional a su enriquecimiento. Eso no pasará de ningún modo, sea cual sea el camino final, el cerco de lo posible llegó hasta sus narices. El paso siguiente, entonces, es que puedan apreciar con altura de miras que el problema no es contra su bienestar, lo es con el hecho de que este no sea para todos y que gran parte de el ha sido generado por la explotación de una gran mayoría de esta sociedad.
Por otro lado, estamos quienes vemos como próximo paso el cambio profundo de este país, una nueva patria aun no definida 100%, pero que si o si incluirá un nuevo marco de convivencia y reglas del juego (constitución) y un país con menos abusos, más derechos sociales y menos desigualdad. Dentro de este grupo, hoy mayoritario (pero no heterogéneo), existen diversas formas de avanzar. Esto es necesario y no puede ser impedimento para generar la más amplia unidad de todos quienes queremos que esto cambie. Satanizar la diferencia y pretender un factor común no es un camino viable.
Para lo anterior se necesita poner siempre los intereses de la ciudadanía por sobre toda rencilla o pequeñez. Lo anterior no se logra, definitivamente, negociando entre cuatro paredes y de espaldas a la gente, ni tampoco dando vueltas sobre esto y otros errores que siempre se cometen en política. Lo necesario hoy es juntarse, discutir, tener crítica y autocrítica y salir hacia adelante con la máxima unidad que respete toda diferencia. Hoy no se puede aceptar que alguien se crea con la superioridad moral de representar a la gente movilizada o con autoimpuestos deberes patrios cuando la patria somos sus habitantes primeramente y por ende es a ellos quienes nos debemos antes que todo.
La tarea es titánica frente a los tiempos difíciles que nos legó el actual gobierno, que inexorablemente pasará a la historia como el peor que ha tenido Chile durante décadas por las violaciones a los DD.HH que se han cometido a su alero. Pero, el que sin embargo puede ver salvavidas políticos en el actual errático y desunido de quienes queremos otro Chile, y frente a eso no podemos equivocarnos, las diferencias son reales y válidas, pero secundarias ante la oportunidad que tenemos de cambiar nuestra nación.