El Ministro Varela y sus dichos

El Ministro Varela y sus dichos

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Por: Nelson Venegas Salazar, alcalde Municipalidad de Calle Larga

Las opiniones del Ministro Varela en un principio podrían parecer no tan complicadas. Son salidas de texto, equivocaciones lingüísticas, errores que uno puede cometer desde el momento que tiene tribuna y debe dar discursos, y por lo tanto es fácil equivocarse. Cuestiones que en definitiva no pueden utilizarse como franca oposición en el contexto de un gobierno que legítimamente ganó hace poco las elecciones y por lo tanto, criticarlo por situaciones de pequeño tamaño no tiene la altura de ser una oposición seria, legítima y democrática. Después de todo, quién no se ha equivocado en plantear ciertas ideas y en cómo lo hace. La situación, creo, más compleja del Ministro surge cuando él, tratando de explicarse, sostiene el tema de fondo, y este es en definitiva, cuál es el rol y responsabilidad del Estado en las Políticas Públicas y, en este caso, en las políticas de Educación, donde, básicamente entrega las soluciones a los privados, ya sea al Mercado, a las empresas, a las religiones, a los centros de padres y apoderados, en fin, a lo bingos.

Desde la Alemania reunificada de Bismark, que más bien era conservador y reaccionario, que se entendió que la Educación ni siquiera era gasto social, sino inversión, y bueno, ya sabemos quiénes son los Alemanes. En nuestro propio país, el gran estadista nacido en Aconcagua, Pedro Aguirre Cerda, señalaba que la Educación debía ser Pública, laica, y democrática. En fin, ningún país desarrollado ha entregado la educación al arbitrio absoluto de los privados, y sus proyectos se han construido esencialmente desde el Estado, con una fuerte inversión de éste en aquel ámbito, con una visión de integración, calidad, inclusión e integralidad, y donde precisamente radica el éxito de las naciones.

Sin duda que lo más importante para que los pueblos puedan desarrollarse en el futuro es la educación. Desde el momento que el Ministro entrega esta responsabilidad a los privados, a los bingos en este caso, pero a los privados en otro tipo de situaciones, dejándolo como una cuestión secundaria y sólo con un rol subsidiario desde la perspectiva de las políticas públicas, significa que el Ministro de Educación no sólo se equivoca, sino que por su visión de fondo, nunca podrá diseñar políticas que de verdad transformen a la educación en lo que debe ser para Chile: el motor de desarrollo de las nuevas generaciones.

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