Sr. Director:
Paradójico resulta, por decir algo, que desde el Presidente de la República hasta el último de los “coleros” de las ferias libres, TODOS, parloteen sobre “Chile”, sobre los “compatriotas”, sobre la “gente” y un sentido de “país” que en la realidad, ya no es tal. Pues el país fue entregado a los sacrosantos ‘migrantes’: No hay localidad, pueblo o ciudad en Chile donde no se encuentren venezolanos, haitianos, peruanos y la larga lista de latinos y centroamericanos que tal como en Europa, han venido a reemplazar a quienes construyeron nuestra nación.
El país fue destruido.
El “nuevo” Chile es la antítesis del Chile tradicional: Los valores fueron profanados; el sentido de la familia, del hombre y la mujer, fueron pervertidos; la soberanía fue mancillada y lo único que importa es el interés del dinero –el oro–.
El Chile sobre el que rebuznan los políticos, los congresistas, el “pueblo” y los bufones de la televisión es una ofensa a nuestros ancestros de Europa y del Chili Mapu.
Rafael Videla Eissmann
