Rafael Videla Eissmann
Nuestro país ha sido convertido en el yermo de la corrupción, la degeneración, la decadencia y el materialismo. Prolifera la mentira, la delincuencia y la estupidez. Astutamente, los arquitectos de la destrucción engalanan el engaño y la podredumbre con los “derechos”, la “tolerancia”, la “inclusión” y la “multiculturalidad”, cuando en realidad se trata de gérmenes implementados para la desestructuración de nuestra sociedad.
Resulta ilustrativo constatar la monserga repetida innumerables veces por los esclavos del Nuevo Orden Mundial sobre el “nuevo Chile”. Se trata de la implementación de los postulados de la Escuela de Frankfurt –el marxismo cultural– que ha sido inoculado sistemáticamente a través de los medios de comunicación de masa.
Lo paradójico de la situación actual –insistimos– es que las fuerzas políticas de modo transversal abogan por “Chile” y “el pueblo” cuando en realidad han sido sumisos lacayos de la élite mundial, acatando y promoviendo la corrupción y degeneración de nuestra gente, el recambio poblacional, el separatismo y la traición a la memoria de nuestros ancestros quienes forjaron la grandeza de nuestra patria.
El “nuevo Chile” es en realidad el santo y seña de la destrucción del Chile tradicional.