Este domingo 31 de julio nuestra querida comuna de Los Andes cumple 225 años, razón por la que he querido compartir con todos esta alegría, pero también esta responsabilidad que tenemos.
Todos disfrutamos de las riquezas de nuestro valle, de sus aires cordilleranos, tranquilidad, vida familiar, hermosos parajes y lugares históricos, como el museo Arqueológico, la casa de la poetisa Gabriela Mistral, el museo de nuestra Santa Teresa de Los Andes, el Camino Internacional, y la hermosa arquitectura de la gobernación de Los Andes, entre muchos otros lugares que nos marcan como andinos.
Los inicios de esta tierra conjugó diferentes personas, de distintos colores y culturas. Entre ellas la árabe, colonia que contribuyó con su esfuerzo y que logró ganarse el cariño de la comuna, haciéndose parte de ella, de su historia y su ADN.
Entre ese puñado de primeros soñadores estaba Antonio Nazar Matte, un adolescente de 15 años que -a fines del 1800- salió de la lejana Safita, en Siria, en busca de nuevas oportunidades. Conocido como “el papi”, mi bisabuelo fue parte de la construcción de esta comuna, dando vida a la tradicional y conocida tienda andina “América Latina”, la que durante 85 años (1900-1985) acompañó a los hogares del valle.
Fue en esta misma tierra que conoció a Mercedes Aguilar Báez, con quien se casó y tuvo 5 mujeres, las 5 Nazar. María, Antonieta, Yolanda, Carlota y Nora fueron sus semillas, las que plantó en este fértil valle para ser parte de esta hermosa comuna, de la cual soy una agradecida por recibir a cinco generaciones, mis bisabuelos, abuelos, padres, hermanos y ahora a mis hijos.
Porque Los Andes tiene muchas de estas historias de personas que con esfuerzo y tesón apostaron por este valle pre cordillerano. Porque hoy, hemos visto cómo nuestra comuna ha ido perdiendo ese sello frente a la mirada impávida de muchas autoridades municipales. Porque se lo debemos a todos esos hombres y mujeres; tenemos una gran responsabilidad… llegó el momento en que los andinos recuperemos nuestra comuna.
Con cariño de una andina,
María José Jury De La Fuente