Por: Eugenio Astudillo
Asisto desde hace poco más de un mes a una sala de curaciones de heridas y acciones post operaciones del Hospital de Los Andes, donde esforzadas y atentas enfermeras se preocupan de que nuestras cicatrizaciones avances bien y así podamos volver pronto a la normalidad de nuestras vidas. Dada la especialidad del tema, los recurrentes a este importante servicio, somos en su mayoría adultos mayores, muchos de los cuales hemos pasado poco más de un año resguardados en nuestras casas, siguiendo instrucciones del gobierno, evitando así exponernos a la pandemia que hoy nos aqueja, y que en los últimos días ha tenido un voraz aumento de infectados, que tiene preocupados a la mayoría del país, a sus científicos, médicos especialistas, y a las autoridades sanitarias.
Como están las cosas en nuestro país ahora, en donde cada uno hace lo que le da la gana, es indudable que en la sala de espera de nuestros turnos de atención, se conversen cosas relevantes de la contingencia nacional, en donde no están ajenos los temas de la delincuencia, los robos de autos, la situación económica y su “shows” de bonos y los 10%, las fiestas clandestinas y todo lo relacionado con el control de la pandemia, en donde, si bien es cierto, la mayoría aplaude el programa de vacunación y otras medidas preventivas del gobierno, no es menos cierto, que dada la gran cifra de contaminados de estos último días en el país, existe una inusitada preocupación en buenas parte esta población etaria mayor, y la que va camino a la misma, por la obsesiva ocurrencia de nuestra ”clase política” de exponernos y arriesgarnos a estas impopulares elecciones múltiples del próximo mes, las que sean como sean, en este tiempo incierto, asustan, especialmente en la gran mayoría de los adultos medios y mayores, que solo queremos resguardar nuestras vidas, y evitar así las desagradables experiencias de entubación y sus otros efectos de covid19, y no ser así, parte de más gentes contaminadas, cumpliendo; también, además, de esta manera, con los reiterados llamados al comportamiento social positivos, que majaderamente llaman las autoridades para terminar con la pandemia.
Intrigado con esta falta de respeto con la vida humana, con la imprudencia de la apresurada decisión, que sin ningún respeto pone en riesgo la vida de buena parte de los chileno, empecé a averiguar mas opiniones sobre la materia, y me encontré con encuestas recientes que indicaban que más del 65% de los ciudadanos chilenos están disconforme con el llamado a elecciones en esta época, no solo por la pandemia que nos aqueja, sino que también por el escaso valor intrínseco real que tiene el apuro de estos comicios, en estas condiciones, en donde se arriesga la vida de muchos compatriotas.
El cargo de Gobernador Regional, que por primera vez se elige, no tiene ninguna aflicción que se postergue un par de meses mas hasta que todo este mas calmado. De igual forma, la elección de los constituyentes, que ajustando algunos plazos del período de redacción y aprobación, se podría tener funcionando dentro del mismo período programado para el próximo plebiscito, y por último, el caso de los Alcalde y Concejales, que en los meses recientes han tenido una importante labor en esto de combatir la pandemia, se les podría extender su período por unos meses más, total los actuales ya tienen experiencia, y de seguir en estado de emergencia en el país, como hoy, tendríamos autoridades comunales con más experiencia para estar a la cabeza de la comuna. Como ven, con tranquilidad y sin apresuramiento podríamos renovar estos mandos no a la carrera, con la cabeza fría y tranquila y en un estado sanitario de normalidad y sin peligro de sacrificar vidas humanas.
En un momento en que toda la vida política del país esta desprestigiada por estar actuando casi siempre a espaldas al pueblo, les pido respetosamente, hagan algo provechoso por él, y suspendan estas elecciones en bien de la salud de los electores.
El pueblo al fin los aplaudiría.