Por: José Ramón Toro Poblete, Profesor Liceo Max Salas Marchán
Usted, habrá escuchado más de alguna vez esta afirmación en boca de un adolescente y joven-adulto. ¿Qué significa ser buena onda?. Complejo significado, puede ser simpático, buena persona, generoso, educado, entretenido, empático. ¡Mucho más!, pero en una sola palabra se podría decir ¡Atractiva!. (No de belleza física, sino una persona atractiva, es decir, simplemente que no produce rechazo)
¡En buena onda!, ¡En buena!. También se usa para anunciar que, lo que se dirá no es “en mala”, es decir; será con buena y recta intención, con aprecio, en beneficio del otro. No para destruir sino para edificar, corregir, salvar. En fin, es el lenguaje de nuestros niños, adolescentes y jóvenes.
Quise partir, de esta experiencia social y familiar, para dar a entender un enorme descubrimiento que han realizado los científicos después que Newton por el año 1680 y, luego Einstein en la primera mitad del siglo XX hablaran de la fuerza de gravedad y ondas gravitacionales respectivamente. El universo, con esto, ya no solo se puede ver sino que, se puede saber más de él, escuchándole.
No soy físico, soy teólogo pero, para entender la teología, hay que acercarse a las ciencias y, entre ellas, a la física y astronomía. El punto de partida está, por ejemplo, en el salmo número 8 donde el salmista observando el cielo y las estrellas, reconoce la presencia de Dios en esa inmensa inmensidad y termina preguntándose ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él? ¿El ser humano para darle poder? Y, pareciera, la ciencia, ayuda con cierta certeza en la búsqueda de esta respuesta; partiendo del macrocosmos, entender el microcosmos y viceversa.
Quisiera se imagine una cama elástica con varias esferas de distintos tamaños y desordenadas distancias entre si y, además, cada una de ellas tiene un surco bien definido por el cual puede desplazarse. Todo es plano. Pero si se ubica en el centro de esa cama elástica una esfera de grandes dimensiones y de una importante masa, todas las esferas se moverán, a mayor o menor velocidad, dependiendo de la distancia inmediata de la esfera de mayor dimensión, porque la cama elástica se hundirá con el peso de la esfera mayor. Lo que produce el movimiento de las esferas mas pequeñas son las llamadas Ondas Gravitacionales, (que no se ven) por decirlo de un modo simple y gráfico. Es lo que planteó Einstein (en el espacio-tiempo) y ahora se comienza a comprobar que, esta parte de su teoría de la relatividad es acertada. Todo esto, abre al hombre y humanidad la posibilidad de comprobar que antes del Big Bang (solo teoría y no certeza científica) existía algo más…, para nosotros, los cristianos, decimos que existe una causa primera, es decir; un Alguien y, ese Alguien es Dios Creador.
Ahora bien, estas ondas gravitacionales son tan pequeñas que no se pueden ver pero, sí escuchar con el interferómetro llamado LIGO que decodifica estas señales y las convierte en audio (por así decirlo).
En esta materia, me detengo porque lo demás me sobrepasa y, con humildad lo digo públicamente. Es campo de los físicos pero, esta realidad no me exime de invitarles para que, en el Observatorio de Pocuro, escuchen el sonido y música del Sol.
¡Sí! Escribí bien y, usted leyó bien ¡Escuchar el Sol!, mediante un Radiotelescopio. Claro está que, el sonido de las explosiones solares, no llegan en tiempo real sino unos minutos después. Pero, usted, puede escuchar las grandes explosiones nucleares o solares de nuestro astro sol.
Hace años está instalado este Observatorio a cargo de don Yerko Chacón, en el sector de Pocuro, a un costado del museo y centro cultural Pedro Aguirre Cerda en la comuna de Cale Larga.
Partió de modo muy modesto y silencioso. En la actualidad cuenta con un nuevo y mas potente telescopio de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania), donado por el observatorio de La Silla (norte de nuestro país) y, que será inaugurado en el mes de abril.
Visite la página en Facebook Observatorio Pocuro para que se informe más.
¡Mirar el cielo, es fascinante. Escucharle, algo increíble!.
Y, me formulo varias preguntas. ¿Sucede lo mismo cuando el hombre se mira a si mismo? ¿Cuándo observa y descubre su inmenso universo interno?.
¿Sucede lo mismo cuando el hombre escucha al hombre? Cuando el hombre, se escucha a sí mismo?
¿Qué gana la humanidad con mirar al cielo, las estrellas, escuchar la vida celeste si no es capaz de mirarse, mirar a sus semejantes, escucharse y escuchar al semejante?
Alguien podría inventar un nuevo interferómetro llamado no Ligo, sino HUMANO?
Tiempo de Cuaresma, es tiempo de mirar y escuchar al Cielo desde la profundidad de nuestro ser.
Tiempo de Cuaresma es tiempo para ser Buena Onda con Dios y con el prójimo…, siendo Buena Onda, se dará cuenta y comprenderá lo que significa Conversión.
Descubrirá, usted, una estrella maravillosa que, curiosamente lleva su nombre y mismo Rut, porque usted es, una maravilla creada. Así dejará de lamentarse y dejarse aplastar por sus limitaciones. Así sabrá valorarse y, valorándose será capaz de valorar a los demás, haciendo realidad en si mismo esto de las Ondas Gravitacionales, porque transmitirá “buena onda”, alegría, paz, amor, ternura, gozo, espíritu de acogida, equilibrio, confianza, pureza de corazón…, incluso el mismísimo amor de Dios.
Se lo escribo “en buena”, porque sé que usted es “buena onda”.
Que sea feliz.