En la batalla frente a la diabetes: DERRIBANDO MITOS DE LA INSULINA

En la batalla frente a la diabetes: DERRIBANDO MITOS DE LA INSULINA

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Por: doctor Bruno Grassi, Diabetólogo de la Pontificia Universidad Católica

Según la Federación Internacional de Diabetes (IDF, sus siglas en inglés), Chile no solo continua liderando los índices de diabetes en la región con 9,4 % de prevalencia, sino que además de acercarse a México, continúa por sobre el promedio mundial, situación que se entiende entre otros factores por los crecientes índices de sedentarismo, obesidad y tabaquismo, entre otros.

A pesar que a nivel internacional es cada vez más recurrente fomentar la insulinización temprana como herramienta de control metabólico de los diabéticos, antes que comiencen a aparecer las complicaciones propias de esta enfermedad, en Chile existe bajo porcentaje de pacientes usuarios de insulina aún. La baja adherencia a este tipo de terapia se entiende porque está asociada al desconocimiento y a una serie de mitos sin base científica, que generan oposición, suspensión o rechazo a este tipo de tratamiento. De ahí la importancia de la educación continua del paciente, y la guía y apoyo de su médico tratante.

Dentro de los mitos más comunes es que la insulinización es el último recurso para el tratamiento de la diabetes. Lo cierto es que la insulina es el arma terapéutica más potente para controlar los niveles de azúcar en la sangre, y su momento de inicio dependerá de cada caso en particular; es así que puede utilizarse desde el inicio del tratamiento de la diabetes como también varios años después de su primer diagnóstico, cuando los índices de glucosa no alcanzan los niveles esperados para el paciente. También como una manera de retrasar o prevenir complicaciones y de ofrecer una mejor calidad de vida.

Respecto a los tratamientos, el miedo más recurrente de los pacientes es el temor que les producen las inyecciones. Hoy en día, tal como han evolucionado las insulinas, lo han hecho los sistemas para aplicárselas. De esta forma, tanto las jeringas como las lapiceras de aplicación tienen agujas cada vez más delgadas y pequeñas, haciendo que el proceso de inyección sea menos doloroso y más cómodo.

Es importante enfatizar que la diabetes es una enfermedad progresiva y que no tiene cura. Para aquellos pacientes que no han integrado este tipo de tratamiento en su inicio, la incorporación de insulina obedece eventualmente a un apoyo cuando los medicamentos orales no logran mantener la glucosa dentro de los niveles recomendados.

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