Por Manuel Rivera Martínez
Quienes llevan inmortalizada la camiseta verde de Trasandino saben que hoy es un día para recordar a un amigo… a uno de sus más insignes hombres, dirigente que con pasión, fuerza y pundonor entregó parte de su vida al club de sus amores.
Hoy quienes fuimos sus amigos, quienes compartimos celebrando algún triunfo o quienes en algún momento derramamos una lágrima en la derrota y en sortear las críticas injustas de siempre, no podemos dejar pasar este momento y recordarlo con el respeto y cariño que él se merece.
Don Wenceslao Villarroel Celedon, nació en la ciudad de Los Andes el 15 de julio de 1947, oriundo de la Hacienda Santa Rosa en la localidad de San Vicente, casado con María Inelda Torrejón Montoya (nenita) y padre de dos hijos, Alejandro y Herman. Ingresó a la empresa de FF. CC. del Estado en el año 1967 donde permaneció hasta su término el año 1997. Desde 1985 dirigente del Club Deportivo Trasandino de Los Andes, donde ocupó diferentes cargos fiel a la pasión iniciada desde sus 7 años, cuando comienza de la mano de su padre a asistir al estadio y a seguir a su amado T-R-A.
El año 2003, siendo alcalde, tuve el honor de entregarle la distinción de Andino Destacado, precisamente en mérito a su gestión por el deporte andino y en especial por el Club Trasandino. También recibió la medalla Centenario el año 2006, en reconocimiento una vez más a la gestión desarrollada.
Cualquier otra palabra que se quiera decir acerca de “Don Wenche” es pequeña para alabar su gestión, varias veces incomprendida, pero la mayor de las veces, reconocida, pues no dudó en sacrificar tiempo; cobijar en su casa o bien trasladar en su querido colectivo a quienes necesitaban de su ayuda.
Tuve el honor de recibir de él su amistad y también sus críticas, pero siempre de frente y bien intencionadas; tuve también el tiempo de reconciliarme con él por los tiempos duros que pasamos en el querido Trasandino.
Hoy te recordamos con cariño y emoción sabiendo que estás desde algún lugar del cielo vigilante de nuestro Trasandino. Por eso una vez más,…… ¡GRACIAS, DON WENCHE¡
