Por: Octavio Arellano Zelaya, concejal de Los Andes
Ante la necesidad de logar el distanciamiento social y mejorar la movilidad urbana de las personas, ante la actual pandemia del Covid 19, la bicicleta es el medio de transporte personal que reúne las tres ”S”: seguro, saludable y sustentable. Los aprendizajes que hemos tenido con la pandemia, demuestran que la estructura y funcionalidad de nuestras ciudades facilitan el contagio a causa de su excesiva concentración comercial en determinadas zonas, el fomento indiscriminado del uso del automóvil, la falta de ciclovías urbanas, el fracaso de los sistemas de atención on-line que han provocado grandes aglomeraciones, y la falta de una cultura preventiva ante la pandemia, han sido un factor negativo en el control sanitario. Así seguiremos insistiendo en la necesidad de instalación de lavaderos públicos de manos, creemos que aún es tiempo de revertir esta situación desde la perspectiva de la movilidad, adoptando medidas urbanas que favorezcan el uso intensivo de la bicicleta en el desplazamiento de las personas desde los diversos sectores de la comuna, habilitando, ciclovías urbanas por las calzadas de las calles y avenidas de la comuna, incluido el interior de las poblaciones, que conecten internamente el centro de la ciudad con las poblaciones y éstas entre si, y a su vez con las comunas cercanas a la capital provincial. En concreto, proponemos destinar media calzada de las calles Yerbas Buenas y Freire en toda su extensión, para ser usadas como ciclovías exclusivas en los desplazamientos de los ciclistas en sentido norte-sur y oriente-poniente en ambos sentidos, y la habilitación además una ciclovía de tres metros de ancho en cada una de las 4 avenidas de la ciudad y en calles de las poblaciones periféricas, demarcando con color la zona de circulación e instalando tacos protectores, señalizando los cruces en que el ciclista tenga derecho preferente de paso, especialmente en los virajes vehiculares de las esquinas. Para ello el municipio tiene las facultades legales, ya que es el administrador de los bienes nacionales de uso púbicos, como son las calles dela ciudad, según la ley 18.695 Orgánica Constitucional de Municipalidades.
Ello debe ir apoyado con la habilitación de biciparqueaderos cerrados para la custodia de las bicicletas, a cargo de cuidadores remunerados por el municipio y el uso obligatorio de cascos protectores y chalecos refractarios. De igual modo, se debe exigir a los grandes supermercados y centros comerciales, la habilitación de estos estacionamientos, a objeto de evitar el robo de bicicletas. Una buena manera de tener un control de las bicicletas, sería crear un catastro provincial, que permita su ubicación en caso de sustracción o pérdida.
La bicicleta es parte de nuestra cultura.
Hay que recordar que ya en la década de los 60, la bicicleta empezó a ser el medio de transporte natural del trabajador campesino, que vino a reemplazar los caballares, cuyo precio y costo de alimentación escapaba de las posibilidades de nuestros campesinos, muchos de ellos empobrecidos por el latifundio.
Posteriormente la bicicleta fue usada intensamente con fines de competencias deportivas, entre las que se destacaba la Vuelta a Chile, lo que motivó a muchos jóvenes a acercarse a ella. Ya en nuestra década, ante la crisis ambiental y la contaminación provocada a causa de los combustibes fósiles, el cambio climático, la oferta masiva de tipos de bicicletas, su bajo precio y el surgimiento de una cultura de masificación de la misma como una medio de transporte sustentable y que contribuye a mejorar la salud.
El uso de la bicicleta es un movimiento mundial.
No cabe duda que hoy el uso de la bicicleta es un movimiento mundial que reivindica masivamente su uso con fines de transporte, deporte, vida sana y proyección del medio ambiente. Ello nos lleva a plantear que ha llegado el momento que Los Andes, se sume a este desafío global, especialmente cuando se trata de enfrentar una de las graves pandemias de los últimos 100 años. Por ello debemos crear en nuestra ciudad las condiciones para que se habiliten zonas de circulación segura, accesibles a toda la familia, edad o condición física. La crisis económica que ha producido el Covid 19, está haciendo que muchas personas opten definitivamente por usar una bicicleta para desplazarse a sus lugares de trabajo. Tal es así, que los centros de venta y reparación de bicicletas deben ser consideradas necesidades esenciales y autorizadas para funcionar durante la cuarentena.
La bicicleta es un medio de trasporte eficiente y no contaminante.
Destacando la eficiencia de la bicicleta, cabe señalar que la velocidad de la bicicleta es competitiva con la del transporte público en las distancias cortas. Hasta los 5 km, la cadena “caminar-esperar bus o colectivo-caminar”, frecuentemente toma más tiempo que usar la bicicleta de puerta a puerta. Las bicicletas son vehículos pequeños, ligeros, ecológicos y silenciosos. Son fáciles de usar, conducir y estacionar, así como relativamente fácil de mantener por el hecho que carecen de partes de alta tecnología. Se ha comprobado que una ciclovía de 2 m de ancho tiene una capacidad de por lo menos 2000 ciclistas por hora, considerando una velocidad máxima de 30 k/h.
Ahora es cuando debemos dar el paso para convertir a Los Andes en una “Ciudad Amiga de la Bicicleta”, movimiento que seguiremos impulsando con varias asociaciones locales comprometidas con este desafío.
En nuestra propuesta está presente el recuerdo del ciclista de 63 años don Sergio Cabrera Rivillo, quien murió atropellado por un automóvil mientras transitaba en su bicicleta por el sector de San Rafael. Como ocurre en nuestra ciudad, no había una cliclovía demarcada que él pudiera haber usado para circular en forma segura entre su casa y su trabajo, siendo víctima de las falencias que tiene nuestra ciudad en la falta de priorización de la seguridad de las personas en sus desplazamientos por la vía pública.