Por: David Kimber, profesor Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Universidad de los Andes. PhD(c) en Comunicación, Universidad de Navarra.
Hace pocos días, y con mucha expectación, se conocieron los resultados de la última encuesta CEP. Como es costumbre con estas mediciones, diversos analistas y personajes políticos dieron su opinión, ya sea para concluir que la carrera presidencial está definida o que está abierta a cualquiera. Algunos, ya instalados en la primera opción, se aventuraron a analizar el tipo de liderazgo de los candidatos “relevantes”.
Viendo esto, dos preguntas surgen. Primero, ¿es lógico concluir liderazgos desde las encuestas? En mi opinión, no, debido a que las encuestas políticas lo que están mostrando es justamente lo contrario. Por un lado, la encuesta CEP incluye una pregunta sobre intención de ir a votar, donde un 46% declaró que lo hará con toda seguridad. Por otro lado, en la última elección presidencial (la primera con voto voluntario), votó un 49%, menos de la mitad de los posibilitados para hacerlo. Aunque esto podría entenderse como un efecto del descrédito de los políticos, no es así, ya que desde 1989 hasta ahora han votado en promedio un poco más de 7 millones de personas en cada elección presidencial. Entonces, claramente el problema actual es que los políticos no logran encantar al resto de los votantes, el que sí es un problema de liderazgo. En promedio, los que votan son siempre los mismos, por lo cual, sea cual sea el candidato elegido, representará a muy pocos, no pudiendo asumir un real liderazgo nacional. Por ejemplo, la Presidenta Bachelet ganó la segunda vuelta del 2013 con apenas el 25% de los votos posibles.
Adicionalmente, en las encuestas actuales, la intención de voto por los candidatos Ossandón y Piñera, es un 4 y 24% respectivamente, mientras que para Lagos y Guillier, es un 5 y un 20% respectivamente. Con estos porcentajes, el panorama de liderazgo que nos esbozan las encuestas no ha variado mucho durante el año, ni con respecto a la elección anterior, es decir, todos los candidatos siguen sin ser representativos y sin la capacidad de re-encantar al votante.
La segunda pregunta es si los diferentes candidatos tienen la capacidad de liderazgo que el país necesita. En este caso, independiente de los números que nos muestran las encuestas, entre los cuatro candidatos nombrados anteriormente, al menos tres sí han mostrado esa capacidad en el pasado. Sebastián Piñera por su rol como empresario y su labor como Presidente; Ricardo Lagos, como líder de la concertación, Ministro de Estado y Presidente; y finalmente Manuel José Ossandón, en su labor como alcalde de Puente Alto, re-elegido en tres periodos consecutivos, y como senador. En el caso de Alejandro Guillier, aunque con números positivos en aprobación e intención de voto, poco se ha visto de su labor senatorial y, actualmente, es el partido que lo designó el que plantea sus ideas de gobierno.
Gobernar no es sólo administrar, ni ser aprobado o caer bien. Es necesario liderazgo para lograr los objetivos país que la gran mayoría busca, es decir, que sea capaz de aunar fuerzas con distintos colores políticos con el fin de crear un país desarrollado, con dignidad y posibilidades para todos. Ojalá los chilenos hayamos aprendido la lección y no votemos por aprobación o simpatía, sino por el líder que Chile hoy necesita.