Por: Eugenio Astudillo Leal, Contador
La creencia es un paradigma que se basa en la fe, ya que no existe demostración absoluta, fundamento racional y/o justificación empírica que lo pruebe. Las creencias se fundamentan esencialmente en hechos religiosos, doctrinarios o dogmáticos de los pueblos y establecen acontecimientos indiscutibles para sus pueblos. La Semana Santa que se nos avecinas es una de las creencias más fundamentales de la Iglesia Católicas y otros credos cristianos que pueblan nuestro país. Es la esencia básica de la creencia del Dios eterno que todos respetamos, que se sacrificó por nosotros en la cruz, para haceros libres y a su imagen y semejanza. Jesús, por poco más de 2 siglos ha sido la esperanza de muchos pueblos del mundo y su doctrina a dado pauta y figura a los tiempos que hemos vivido como humanidad en todas las épocas, y principalmente su influencia moral y ética, ha sido el soporte de varias conductas que sustentan nuestras relaciones en las sociedades del pasado y las actuales.
Hoy, a inicios del siglo XXI, la voz del profeta eterno, aun son las pautas de nuestra convivencia diaria, tanto en lo político, económico y social, lo que hace muy respetable y destacado a Jesús, incluso en las nuevas generaciones cibernéticas y de internistas. En todo caso el tema que me preocupa hoy, es la forma de conmemoración de esta fecha religiosa. Por la grandeza de una celebración dedicada a Dios, me preocupa que la única forma de recordarlo sea comiendo pescado o marisco, sin la observancia de meditación o reflexión que el hecho de la existencia de Dios significa, para todos. Por otro lado, hay muchos no creyente que miran distancia con distancia; pero con mucho respeto, lo que estos días significan para todo nuestro mundo.
Incluso me atrevo a pensar, que los no observantes, en su mayoría, miran con mucha deferencia este acontecimiento religioso anual, pero con preocupación. Nuestro país es mayoritariamente católico. Los no creyentes, en algunas partes de sus vidas pasaron por las iglesias y se les enseñó el respeto por las creencias religiosas, incluso más allá de cuando dejaran de profesar la religión. En muchos, se dejó la creencia pero siguió con el respeto. Pasado ya algunos años de adultos, aun toleramos y acogemos con respeto la creencia religiosa de lo que significa la crucifixión de Jesús. En estas fechas lo que acongoja como conducta, no es que los no creyentes hagan asado para contrariar esta fecha religiosa, lo que si aflige, es que los que se dicen creyentes están desesperados porque ha habido marejadas fuertes, marea roja, y otros problemas de pescas que impiden hacer a todas anchas el festival del mariscos y el pescado que hoy se programa por radio y televisión.
La intención de este día no es celebrar una gran mariscada porque Jesús murió por nosotros, sino hacer, un día de abstinencia, sacrificio y reflexión para conmemorar la fecha de este sacrificio. Reitero esta no es “El Festival del Marisco y el Pescado” como viciadamente se desarrolla esta nueva oportunidad, sino que es el día más importante del año, para una mayoría; en nuestro país, que se dice feligrés de una importante religión antigua y monoteísta, que ha marcado pauta. Aun es estamos a tiempo de orientar este día y darle el verdadero sentido filosófico a la fecha. Este Viernes Santo no piense en tantos banquetes de mariscos y en la buena vida. La creencia dice que alguien murió por nosotros, para salvarnos. Respetemos ese sacrificio en la cruz y seamos más reservados, abstinentes y respetuosos en la conmemoración del Viernes Santo. Se lo pide un no creyente, que es respetuoso de las crencias.