Dr. Rodrigo España, director Escuela de Ciencia Política, U. Central
La votación para la designación de los miembros del Comité de Asignaciones del Congreso era la primera instancia para observar el comportamiento de partidos y bloques políticos. Para algunos, en particular la DC, era el momento de ver señales y gestos concretos sobre los cuales cimentar un nuevo acuerdo en torno a la centro-izquierda. Para otros, esta votación tenía otra lectura. Si bien en el Senado se aprobó la nominación de Zaldívar —pues ya habían acordado apoyar a los candidatos propuestos—, el problema se produjo en el Cámara de Diputados, donde este nombramiento fue rechazado por los diputados PC y la mayoría de los PS, generando una crisis de confianza entre la DC y dichos partidos.
Diputados del Frente Amplio manifestaron que estaban votando en contra de la nominación para este comité y no contra personas en particular, por lo que no era en contra de la DC. Otros diputados, que también votaron en contra del cuestionado senador, indicaron por lo hicieron por que él representaba ciertas formas de hacer política, así como la necesidad de renovación de los actores. Esto no fue percibido así por la DC, la que consideró que este rechazo implicaba un veto a su partido, suspendiendo toda negociación con sus antiguos socios (y, eventualmente, el FA) para la presidencia de la Cámara y las comisiones.
Esta situación debe dar una señal de alerta a los partidos de la centro-izquierda. Si Chile Vamos logra un acuerdo con la mitad de la bancada de la DC en esta materia, sería un primer paso para el controlar el Congreso y, con ello, los tiempos y temáticas legislativas. Además, podría generar espacios para un acuerdo que podría proyectar a la coalición de derecha más hacia el centro, reduciendo las posibilidades de la centro-izquierda de llegar nuevamente a La Moneda.
Las lecciones que deben sacar el PS, el PC y el FA sobre este episodio —si es que quieren impulsar una coalición de centro-izquierda—, es la necesidad de que exista una disciplina partidaria, que se respeten los acuerdos, que toda acción tiene una consecuencia y que, en política, los gestos son esenciales para mantener y generar confianzas.