Era de cambios

Era de cambios

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Alexis Pallauta

Por: Alexis Pallauta G.

La reciente victoria opositora en la elecciones parlamentarias Venezolanas, es un indicador más de que poco a poco los pueblos americanos (sudamericanos, para ser preciso) van corriendo el velo que les ha impido ver los reales alcances y consecuencias, para sus vidas, de los gobiernos identificados con el populismo-socialista.

Primero Argentina y ahora Venezuela han reaccionado a años de discursos y propaganda oficialista que sus respectivos pueblos no vieron reflejado ni en sus platos ni en sus bolsillos, pues llegó un minuto en que la gente cayó en la cuenta de que las “realidades virtuales” con que fueron bombardeados durante años, no tenía ninguna relación con la realidad. Si a lo anterior sumamos los hechos de corrupción, cada día más frecuente y descarada, y la permanente búsqueda de “enemigos externos e internos” a quienes culpar por los problemas y sus malas decisiones, pues este tipo de gobiernos NUNCA asume sus culpas ni sus errores. Y si finalmente agregamos el hecho de que, por supuesto, siempre el costo termina siendo cargado a la ciudadanía (especialmente a la clase media), entendemos cuáles han sido los detonantes para esta reacción tan aplastante y significativa.

Que pueblos como el Argentino y Venezolano hayan decidido, de una vez por todas, cortar con la inercia (muchas veces fomentada y articulada por el propio oficialismo social-populista), y con mucha valentía hayan sido capaces de propinar, al oficialismo, derrotas claras y contundentes, muchas veces soportando increíbles abusos y persecuciones, debe ser motivo de alegría para quienes creemos en la libertad, la auto-determinación y en el valor del mérito del esfuerzo personal.

No sé si esto se irá replicando poco a poco en nuestra “américa morena” (que cursi me suena eso…), al menos para mi sería deseable, no lo oculto, pues pienso que cada pueblo merece, al menos, la oportunidad de buscar formas de mejorar su vida y progresar como sociedad. En la medida que los pueblos entiendan que “todo tiene un costo” y por tanto no son reales aquellas promesas de bienestar y progresos “gratuitos y sin esfuerzo” que hacen muchos gobiernos y autoridades, harán que estos mismos pueblos se vuelvan menos vulnerables a los populismos con sus ofertones y panaceas reformistas. Siempre es posible mejorar y es muy deseable que se hagan correcciones y adecuaciones a todo aspecto que incide en nuestra vida diaria, pero cuando se pretende eliminar todo lo anterior y partir desde cero con “La Solución”, eso debe ser motivo de alarma, pues no puede botarse a la basura la historia de un pueblo para imponer una completamente nueva.

Finalmente, permítanme hacer una reflexión o una expresión de deseos, si lo prefieren… nuestro Chile, nuestro pueblo chileno debe tomar estos acontecimientos en cuenta, debemos empezar a distinguir lo real de lo irreal, “la paja del trigo” como decían nuestros viejos, y aunque creo que ese proceso ya ha comenzado en nuestro país, creo que aún es incipiente. Es importante que nos interesemos consiente y seriamente por informarnos, por conocer cómo funciona nuestra democracia, por saber cómo actúan nuestras autoridades, por entender cómo nos afectan o afectarán las medidas que se tomen, pero también es importante saber que no todo lo que se dice en los medios (y en particular en redes sociales) es necesariamente 100% cierto, entonces hay que “pensar” y hay que “socializar” las opiniones, y es en este punto en donde adquiere importancia la participación en las organizaciones sociales, cualquiera que estas sean, pues es una buena forma de estar conectados con nuestros conciudadanos para “cotejar realidades” y poder “actuar” organizadamente. Esto es parte de nuestra OBLIGACION como ciudadanos.

Ojalá nuestro pueblo se interese activamente por nuestro Chile, y ojalá que, al menos, una parte de eso se haga visible en las próximas elecciones municipales, informándose, analizando, y sobre todo teniendo la valentía de jugarse por cambios que abran una luz de oportunidades para mejorar lo que sea necesario mejorar, aunque sea poco a poco. No nos quedemos en la comodidad del “diablo conocido” o de “el menos malo”, pues volver a creer en viejas promesas tantas veces incumplidas, no hablará bien de nuestro amor por Chile, nuestros hijos ni por nosotros mismos. Creer en que los de siempre “ahora si” harán lo correcto es, por decir lo menos, una “ostentación de ingenuidad”.

Hago un llamado a la ciudadanía Andina, a que me tome en serio unos minutos y reflexione sobre lo dicho… sólo pregúntense cómo se vivía en Los Andes antes de que asumiera el actual Alcalde y cómo es ahora… mejor ?, peor ?…. apliquemos algo de lo leído y saquemos nuestras conclusiones, informémonos, participemos, comprometámonos…. Nuestra ciudad, nuestros hijos y las futuras generaciones nos lo agradecerán.

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