Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
Al iniciarse el año escolar 2019, saludo con afecto a los educadores y estudiantes del Instituto Chacabuco, de la ciudad y de la Quinta Región, deseándoles pleno éxito en su labor educativa.
Hoy quiero compartir con ustedes, estimados lectores, lo que los alumnos quieren, necesitan, buscan y esperan.
Todos queremos, dicen, vivir y vivir bien. Queremos aprovechar el “néctar” de la vida, de la fiesta, de la belleza, del amor, de la presencia del amigo.
Queremos saborear la alegría del placer en el esfuerzo, gustar las mieles del trabajo bien hecho y recrearnos con satisfacción en el éxito alcanzado. Queremos poner aliciente, color y calor en el hacer de cada día y así, llegar, a ser mejores. Ser más felices. ¡Hay que luchar para conseguirlo!
Necesitamos “colgarnos de una estrella”, volar alto, dejando abajo la manada de gaviotas ocupadas sólo en comer…, es decirr, salir de la rutina, de la vagancia, de la vida cómoda y sin brillo… y despertar al “héroe que llevamos dentro”.
Necesitamos aire puro, horizonte abierto, espacios infinitos, manos amigas que nos hagan confiar más en nuestras posibilidades, que nos ofrezcan ocasiones para crecer y nos den motivos para creer en nosotros mismos y dar nuestra propia “novedad”.
Buscamos personas que valoren nuestros logros y conquistas, que nos enseñen a pensar bien de nosotros mismos desechando frases como “no valgo para nada”, “a nadie le intereso”,… así, descubramos lo que somos y lo que podamos ser. Personas que nos hablen con el ejemplo, de ilusión, de esperanza, de entrega, de superación, de futuro. Que crean y lo transmitan aquello de Lope de Vega: “No hay hombre tan pobre que no tenga nada que dar”.
Queremos encontrar en nuestros padres y educadores guías experimentados, vigías experimentados, vigías expertos, “lobos de mar” que saben aprovechar los “vientos favorables” para enseñarnos a navegar en nuestro mundo interior y exterior, con mirada inteligente y la “brújula” en la mano.
Padres y educadores que no “venden barato”, que hablan con claridad: ayudan y exigen, dan y piden, van por delante y nos indican con el ejemplo que el camino lo hace cada uno con dolor y esfuerzo, voluntad y sacrificio. Como dice A. Claret: “El hombre no puede hacerse sin sufrimiento, pues es a la vez, mármol y escultor”.
Queremos padres y educadores que dejan en nuestras manos la responsabilidad de elegir, de confiar en nuestras capacidades y desarrollarlas con entusiasmo y tesón. El compromiso de conocernos, aceptarnos y amarnos. Estar contentos con nuestra suerte y ser para todos, dentro y fuera del colegio, modelos de autoestima y realismo.