Por: Antonio Peralta, geólogo, Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Chile
Hay muchas maneras de gestionar un vertedero, la legislación impone las bases fundamentales, pero muchas veces esta gestión se ve ninguneada por las malas proyecciones que los diseñadores planearon para el vertedero, desde su localización, la prevención, hasta su posterior aprobación, debido a que seguramente, no son eruditos en la materia.
No es inaudito que haya un incendio en un vertedero en épocas estivales. Los vertederos generan gases por la descomposición de la materia orgánica, entre ellos el metano, altamente inflamable en determinadas concentraciones.
Un movimiento o deslizamiento del material podría haber arrojado a la atmósfera una cantidad de gases mayor a la usual, gases que se encontraban atrapados entre los materiales y el movimiento ayudó a liberal. Si a esto le sumamos vidrios que puedan actuar como una lupa junto al sofocante sol de verano y los materiales circundantes, altamente inflamables como plásticos y desechos similares, tenemos la mezcla perfecta para un incendio espontáneo.
La cuestión que nos genera este incendio es si su ubicación era la correcta. Que Santiago esté envuelta en una nube, que aunque digan que no es tóxica, presupongo que no es ‘nada sana’, debería haber estado contemplado en el proyecto. Los regímenes de vientos y posibilidad de incendios son conocidos por los proyectistas, sin dudar de su competencia. Además, el plan de contingencia de estos eventos debería ser más rápido, teniendo equipos preparados y volúmenes de tierra suficiente para sofocar este tipo de incendios, difíciles de extinguir con simple agua.
La gestión de los residuos tiene que evolucionar con el país. Debemos reciclar desde casa, pero también hay que separar la basura antes de descargarla al vertedero. Muchos vertederos lo hacen mediante maquinaria especializada y personal calificado, recuperando grandes toneladas de vidrio, plástico retornable y metal. Además, muchos vertederos van siendo cubiertos por arcilla y lonas superficialmente, dejando solo algunos canales como vía de escape de los gases, que son captados y utilizados para otros procesos, evitando así que escapen a la atmosfera y siga empeorando el efecto invernadero. No por esto van a dejar de existir los incendios en los vertederos, pero sí que el porcentaje va reducirse considerablemente acompañando a la gestión efectiva, que cuenta mucho en este gran problema necesario de acumular todo lo que desechamos.