Por: Eugenio Astudillo Leal, Contador
En el año 1974, en homenaje a las glorias navales de Chile, se instituyó nominar al mes de Mayo como el mes del mar.
Sé que esta nominación fue instaurada por un recordado ex Almirante; que si lo nombro ahora no van a leer esta crónica la mitad de los chilenos, y si lo nombro, les traerá unos recuerdos jocoso a la otra mitad del país.
El hecho es, que si nos centramos en la esencia de la celebración de este mes, para ningún connacional bien nacido pasa desapercibida la conmemoración de la epopeya de Iquique, recuerdo mayormente dedicado al héroe más popular y reconocido de nuestra patria, don Arturo Prat Chacón, cuyo sacrificio, en medio de una guerra aun indiferente en esos días, logró aunar a la patria tras un objetivo nacional, que comprometía su prestigio e intereses económicos, que hasta hoy, aun nos ayuda a sobrevivir como nación minera.
Tan importante ha sido siempre el mar para nosotros; los chilenos, que una de las cuatro estrofas de nuestra canción nacional está completamente dedicada a las azules aguas marinas que hasta hoy besan constantemente nuestro territorio: “Ese mar que tranquilo te baña, te promete un futuro esplendor”
El cambio de clima, la despreocupación empresarial, la contaminación, y la incapacidad diplomática, hace que, lo que en verdad, sucede hoy en nuestras aguas saladas, sea completamente diferente a lo que el poeta escribió en nuestro himno patrio. El mar ya no es tan tranquilo como antes y muy pocos chilenos pueden usar sus aguas para bañarse, ni siquierai los pescados quieren vivir en él.
Hoy nuestro mar hace noticia por marejadas, tsunamis, contaminación, mareas rojas, mortandad de peces y mariscos, islas “tomadas” por sus habitantes, etc. Estas son las novedades diarias que inundan los noticieros de ahora, en referencia al mar. Si le agregamos a esto otros tipos de problemas sociales y de convivencia en el barrio, nos damos cuenta que por el mismo mar; otrora tranquilo, vivimos agarrados de las mechas permanentemente con los tres países vecinos. Repito, todo esto por ese mar que tranquilos nos baña. En otro aspecto, y para más remate, parece que la palabra “Mar” nos trae mala suerte, así me lo recordaba un ex alumno de la Universidad del Mar, la que también hizo agua, no por falta de pescados, sino que por mucha extracción exagerada de billetes.
En todo caso, en este mes, debemos ser agradecidos y recordar como corresponde este mar, y a nuestro gran héroe Arturo Prat, y enseñar a la juventud y los niños el verdadero significado de este recuerdo que debe ser eterno en la patria. En tiempos en que la historia es cada día más rápida, y que ocupa sitiales muchos más bajos que otras ciencias entre los educandos; tales como las matemáticas, la tecnología, la cibernética, etc., debemos hacer todos los esfuerzo para mantener bien posesionado el recuerdo del mar en nuestros corazones, y agradecer la suerte que nos dio el creador por ser dueños de tan larga franja de aguas, que mojas nuestras orillas.
Aunque nuestro océano ya no sea tan tranquilo como antes, y a pesar que nos trae tantos problemas vecinales, y que como corolario, hoy sea de privados, el mar, en su valor intrínseco, es para los chilenos, vida, sustento, y sentimiento patrio.
Un niñito chico, de enseñanza básica me expresó ávidamente cuando le pregunté ¿porqué a este mes se le llama mes del mar? – Porque es el mes de los desfile – me respondió preciso. Al ahondar en la respuesta me explicitó:
– Siii porque el soldado jefe, al iniciar cada desfile, que son muchos en Mayo, siempre dice – ¡DE FRENTE…MARRRR¡ Debo entender, en su lógica precoz, que a sus cinco añitos, es lo que él entiende e identifica como el mes del ¡MAR…¡
