Dr. Juan Andrés Mosca, director de Postgrado de Medicina, U. San Sebastián
En Chile no existe por parte del Ministerio de Educación, una clara definición respecto a qué tipo de postgrado son los programas de formación de especialistas médicos actualmente vigentes.
En medicina existen diferentes programas de postítulo, también llamados de educación continua, que mediante seminarios, clases magistrales, talleres, cursos, diplomados y programas, reconocen una cantidad de horas de formación. En tanto, los magister (maestría o master), doctorado (PhD) o postdoctorado gozan del reconocimiento del Ministerio de Educación que les permite una jerarquización académica en las universidades y el reconocimiento en el sistema nacional de calificación de funcionarios públicos.
Hoy en día las principales dificultades que presentan las universidades para aumentar su necesaria formación, son: el alto costo de los programas, el insuficiente financiamiento público para cubrir los costos de los docentes, el cobro de los hospitales a las universidades para recibir a sus estudiantes y la falta de infraestructura en los campus clínicos.
Si en Chile no existe una definición de lo que es la “especialidad médica” difícilmente vamos a avanzar en la superación de las barreras para su formación. Dada la cantidad de horas requeridas para ello, es necesario el reconocimiento en grado de doctorado y de magister al médico.
El camino es uno solo. Por ello, la red de salud pública y privada deben hacer una inversión importante, asumiendo el costo del desarrollo de una infraestructura adecuada y eliminar el cobro por la rotación de estudiantes. Además, permitir que sus profesionales sean contratados por las universidades en forma complementaria al contrato en el campus clínico para asumir las labores de supervisión y docencia.
Por otro lado, necesitamos congregar en torno a la Asociación de Facultades de Medicina y las sociedades científicas, un convenio amplio para desarrollar programas de formación, que permitan el tránsito de estudiantes en las rotaciones y seminarios académicos, y que sean integrados por distintas universidades, sin que ello signifique un costo.
Por último, es necesario terminar el entrenamiento en práctica con reconocimiento por CONACEM, lo cual permita establecer una regla común a nivel nacional de criterios de acreditación de programas de formación y solo mantener el examen de certificación para los médicos con estudios en el extranjero, a los cuales no se les debe pedir el EUNACOM.
El futuro de la formación de especialidades médicas en Chile es muy promisorio y permitirá desarrollar investigación y mejorar en forma notoria los indicadores de salud, llegando a los más altos estándares a nivel mundial.