Por: Paulina Lin, académica Escuela Fonoaudiología U. Andrés Bello
La estimulación temprana en niños con discapacidad se convierte en una necesidad para la sociedad actual, en el contexto de la inclusión.
Desde la conceptualización de discapacidad que propone la Clasificación Internacional del Funcionamiento y la Discapacidad (CIF), sabemos que esta condición será determinada no sólo por el estado de salud clásicamente analizado (estructura y funcionamiento del cuerpo humano), sino que también por los factores ambientales que rodean al usuario, pudiendo éstos sumar o restar a dicha condición.
Efectivamente, estos elementos favorecerán o pondrán barreras a las actividades y participación de una persona en la sociedad.
Es así como la estimulación temprana no tiene que ser vista sólo como una forma de “lograr que el niño camine” o “que el niño hable”, sino que una alternativa y oportunidad real de entrega de herramientas a los padres para que puedan apoyar al niño en situación de discapacidad y a la sociedad en general para apoyarlo en su desarrollo integral al permitir la inclusión.
Los cambios ambientales que se pueden generar a través de los procesos de rehabilitación pueden disminuir la brecha que existe para la participación social. De esta manera, tendremos niños que puedan escolarizarse adecuadamente y que el día de mañana se integren con éxito a la vida laboral.