Por: Janet Cossio H., directora Nutrición y Dietética U. Andrés Bello, sede Viña del Mar
El acceso informado de parte de la ciudadanía a conocer la composición de los alimentos que consume es lo esencial que debemos como país respetar, la ley de etiquetado 26.606 pretende esto. Hoy surge la discusión por la forma en que esto se realiza entre dos actores que se están ubicando en posiciones antagónicas: la industria de alimentos y el estado ¿Quién tiene la razón? ¿Debemos buscar una respuesta? No sería mejor que ambos actores se sienten a generar estrategias comunes para ayudar a toda la población en mejorar su salud y ambos destinen fondos para continuar desarrollando otro tipo de estrategias que logren disminuir porcentualmente las patologías crónicas que han ido en alza en la última década en el país y no gastar dineros en reposicionar ideas que destruyan otra.
En neurolingüística se señala que una incorrecta utilización de los lenguajes comunicacionales hace que la imagen que nos formamos sobre una situación sea imprecisa y eso es lo que se logrará si se continúa mediáticamente con campañas que desorientan a la población y hace que se genere una imagen de la ley que no serviría para nada porque hay otras ideas mejores, sin duda que puede haberlas, pero acá lo que se debe tener en cuenta que esta ley debe ser una importante estrategia de muchas que deben generarse pero de manera conjunta y no aislada solo por algunos, en una mesa de trabajo conjunto de forma permanente. Sería así un excelente ejemplo de la cultura democrática que debe imperar como nación y un excelente ejemplo para las nuevas generaciones.