Afirmó de manera categórica el prelado luego que el Papa le aceptara la renuncia
El ex obispo Cristián Contreras Molina, quien la mañana del viernes dejara el cargo como pastor de la Diócesis de San Felipe de Aconcagua luego que el Papa Francisco le aceptara la renuncia, realizó sus descargos a las acusaciones formuladas en su contra en relación a casos de connotación sexual y de encubrimiento de sacerdotes por denuncias efectuadas, al afirmar de manera categórica que se va con la tranquilidad “de que yo no he abusado ni he encubierto a nadie en estos largos años aquí en la Diócesis de San Felipe”.
Así lo manifestó durante una conferencia de prensa ofrecida en uno de los salones del obispado en la ciudad de San Felipe y en la que también participaron el vicario general de la Diócesis, padre Roberto Gilbo Povish, y el nombrado administrador apostólico, padre Jaime Ortiz de Lazcano Piquer.
Ante la presencia de medios de comunicación de San Felipe, Los Andes y nacionales, el prelado dio lectura a un comunicado y se refirió a dichas acusaciones, exhibiendo documentos, para luego retirarse sin responder consultas de la prensa.
“NO SON CIERTAS LAS ACUSACIONES VERTIDAS”
Hizo mención a un momento difícil enfrentado hace cuatro años cuando fue acusado de un abuso sexual, aclarando que fue el mismo quien solicitó a la Santa Sede la investigación de los hechos y también lo realizó la PDI por instancia de la Fiscalía.
“Tengo el documento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe en donde se señala la decisión de no seguir con ninguna investigación, que fue tomada por la mencionada congregación después de evaluar escrupulosamente todos los elementos recogidos en la investigación previa realizada y de concluir que no son ciertas las acusaciones vertidas, así como ante la ausencia de otros elementos incriminantes”.
Agregó que solicitó a la Iglesia que le investigara y, además, la justicia civil también se hizo parte, “no porque a mí nadie me hayan acusado nunca ante la justicia civil, sino que dada la publicidad que tuvo esa acusación también la Fiscalía se hizo parte”.
Señaló que la indagatoria concluyó que no existen antecedentes fundados “que avalen la denuncia protocolizada y realizada por un sacerdote, por cuanto no se logró la ubicación de testigos de oídas ni presenciales que avalen tal hecho, así como tampoco se pudo dilucidar la identidad del joven víctima del sector de Las Palmas, de Petorca, dado los escasos antecedentes recopilados del hecho en sí”.
Sostuvo que tanto la justicia canónica como la justicia civil podrá seguir investigando lo que quieran en relación con esto “y no encontrarán nada porque no existe víctima, por lo tanto no existe nada”.
“CUANDO SUPE DE UNA ACUSACIÓN, RELEVÉ Y SUSPENDÍ AL SACERDOTE”
Contreras aseguró que desde el año 2002, en que asumió como obispo de la Diócesis de San Felipe de Aconcagua, “comencé a abordar situaciones difíciles y cuando supe de una acusación inmediatamente relevé y suspendí al sacerdote de su cargo, y los sometí a la investigación siguiendo después todos los procesos indicados por la Sagrada Congregación para la Fe o la Sagrada Congregación para el Clero. Puedo haber pecado de falta de estar más cerca de los sacerdotes, pero no de encubrir a nadie”, insistió.
Acerca de una última acusación, dijo que no he sido informado por ninguna Fiscalía de una acusación en su contra, por lo tanto “no puedo responder a noticias que provienen solamente de la prensa. Por lo demás, me parece que esa acusación es difamatoria y canallesca”.
“PUSE MI CARGO A DISPOSICIÓN”
El ahora obispo emérito de San Felipe recordó que en mayo del presente año los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile fueron citados por el Papa Francisco para compartir sus reflexiones y conclusiones sobre el informe elaborado por el arzobispo Charles Scicluna concluida su visita al país, oportunidad en la cual “dada la gravedad de los delitos de abusos y encubrimientos cometidos por sacerdotes y consagrados de la Iglesia, puse mi cargo a disposición para facilitarle al Sumo Pontífice las medidas que, según sus palabras, debía tomar a corto, mediano y largo plazo”.
Dijo asumir con humildad esa disponibilidad y dio gracias a Dios “por mi vocación sacerdotal, al Papa Juan Pablo II por haberme llamado al episcopado y a sus sucesores que me confirmaron en esta delicada y sublime misión”.
“ES LA HORA DEL ABANDONO Y DE LA CONTEMPLACIÓN”
Al dejar la Diócesis de San Felipe, dio gracias a Jesús “por haberme hecho partícipe de su misión sirviendo como pastor en los valles de Aconcagua y Petorca. Cuando asumí en esta diócesis expresé a los fieles que quería ser un pastor de todos y para todos. En el silencio le dije a Jesús que sentía mucho miedo al enfrentar este nuevo desafío, pero me susurró al oído y me dijo que el Pastor de San Felipe era Él y yo su colaborador. Hoy le digo que nada ni nadie me separará de su amor y que le seré fiel hasta la muerte. Esta es la hora del abandono y de la contemplación. Es el tiempo del recogimiento, de seguir predicando el Evangelio y celebrar el misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección, sin abandonar jamás el servicio a sus predilectos, los más pobres y vulnerables”.
“PIDO PERDÓN POR NO HABER SIDO UN PASTOR MÁS DILIGENTE”
Al continuar, mencionó las incontables noches de insomnio que sufrió al afrontar difíciles problemas y decisiones que debió asumir, “siendo muchas de ellas de conocimiento de la comunidad eclesial y de los medios de comunicación. A Dios y a la comunidad le pido perdón por no haber estado más atento a los acontecimientos y no haber sido un pastor más diligente. No puedo decir que me voy contento y tranquilo. A mi edad me siento cansado y, por lo tanto, deseo tener más tiempo para rezar, compartir con mi familia y seguir prestando mis servicios pastorales donde la Iglesia lo requiera”, expresó.
PALABRAS DE AGRADECIMIENTO
En sus sentidas palabras de despedida, agradeció a los sacerdotes, diáconos, religiosos y seminaristas que por tantos años colaboraron con su misión; a sus colaboradores laicos que le acompañaron en la misión evangelizadora de la Iglesia, a los fieles que recibieron de sus labios la Palabra de Dios, confirmó en la fe y alimentó con el Pan de la Vida Eterna.
También lo hizo extensivo a todas las autoridades con las cuales compartió estos 16 años, “de quienes recibía cariño, respeto y deferencia”; y a todos los medios de comunicación “pues hasta las noticias más delicadas trataron de transmitirlas con fidelidad”.
Monseñor pidió que le ayuden a reinsertarlo en una manera distinta de ser pastor. “Pidan a Jesús para que sea siempre mi único amo y Señor, y desde allí, desde el silencio, rezar por todos, incluyendo a quienes no se sintieron interpretados por mi manera de ser pastor”.
“QUE DIOS LE REGALE SABIDURÍA Y FORTALEZA”
Finalmente, Cristián Contreras expresó palabras de fraterna acogida a su sucesor. “Que Dios le regale la sabiduría y la fortaleza en tiempos no fáciles para la Iglesia. Para él les pido el apoyo y compañía”, concluyó.