Por: María José Jury De La Fuente
Este 10 de agosto, día del Minero, será un día de reflexión. La alicaída industria de la minería, el llamado sueldo de Chile, está sufriendo con la recesión económica mundial, y obviamente esto ha golpeado fuertemente a quienes trabajan en ella, a miles de hogares de chilenos, y también de andinos. Hemos visto un aumento en la tasa de desempleo, y pocas nuevas plazas debido a la falta de inversión y proyectos. Muchos vecinos han debido enfrentar tiempos difíciles.
A pesar de este panorama, quisiera que este día del Minero reconozcamos la labor del trabajador, quien realiza una tarea de mucho esfuerzo, comenzando a tempranas horas de la madrugada, y volviendo muy tarde a casa, cansado por la ardua jornada en condiciones extremas.
Obviamente que esto repercute en el tiempo que nuestros mineros comparten con su familia, debiendo muchas veces sacrificar sus roles por el sustento familiar. Punto aparte es el reconocimiento a las mujeres que se han ido insertando en la industria, ganando espacios para el género en un mundo históricamente dominado por hombres.
A todos ellos, en este día tan especial, un gran saludo y reconocimiento de toda la comunidad andina, pues claramente son parte de esta linda comuna. Tal como lo señalé, hoy es el día del minero, del trabajador, no de las empresas mineras.
Y es aquí donde quisiera hacer una reflexión en la que me gustaría me acompañaran los viejitos.
A ustedes, cuyas familias viven en el valle y beben de su agua, les agradecemos que hagan minería limpia, responsable con el medio ambiente y las comunidades, de las cuales ustedes también son parte. Les agradecemos la transparencia y también levantar la voz al momento de denunciar actos que impactan negativamente a nuestra comunidad.
La minería es necesaria para el valle, pero tenemos la responsabilidad de que se haga cuidándolo verdaderamente. Y en esta cadena los mineros juegan un rol clave, pues además de desempeñar con excelencia su labor para que la operación se realice de forma correcta; como andinos también deben ser los primeros en exigir a sus empresas que cuiden la tierra donde viven sus hijos, para que el día de mañana, sus nietos también puedan disfrutarla.
A todos los «viejitos», por su importante rol en la industria y en el cuidado de nuestro Valle de Aconcagua. ¡Muchas felicidades!