Instancia educativa celebra su cuarta edición
La lluvia , el frío y el viento no pudieron detener el entusiasmo y ganas de aprender mostrado por los estudiantes de las distintas unidades educativas que se dieron cita en la cuarta edición de la Feria Científica y Tecnológica de la Escuela Básica Río Blanco, evento que combina el aprendizaje y la curiosidad científica con la sana competencia.
En la oportunidad, estudiantes de distintos planteles educativos pertenecientes a la Red de Establecimientos Municipalizados DAEM de Los Andes, pudieron mostrar a la comisión evaluadora diferentes proyectos en los cuales han estado trabajando, desde dispositivos que recrean movimientos sísmicos hasta sistemas de enfriamiento para notebooks, todo esto producto de la indagación de los estudiantes y su capacidad para resolver problemas.
“Lo principal es que los niños puedan desarrollar su creatividad e imaginación en algo que puedan hacer de forma práctica, eso, que se entretengan, que vean la ciencia como algo cercano y no lejano. Que puedan determinar cosas interesantes, esa es la idea de esta feria”, afirma Rodrigo Maureira, profesor de matemáticas de Escuela Río Blanco.
Observar, adaptar, aprender
Una de las actividades que capturó el interés de los alumnos fue la competencia de cohetes de agua, concurso en el cual por medio de presión hidráulica los proyectiles son lanzados y el ganador se determina por quien llega más lejos. La dinámica que se ha realizado anteriormente en establecimientos de Los Andes, y que pudiese parecer una simple diversión, también lleva consigo un componente académico y científico, sobre todo teniendo en consideración que Río Blanco presenta condiciones climáticas particulares.
“En este caso la experimentación fue con la cohetería, que funcionó con factores ambientales determinados donde no había altura, aquí hay altura, no había humedad, aquí la hay, aquí hay frío y factores ambientales en que los jóvenes ahora pueden decir cuál fue la diferencia entre los resultados que obtuvieron en el valle y los que obtuvieron acá”, comenta Ismael Escobar, profesor de biología del Liceo Maximiliano Salas Marchán.